JOAQUÍN TURINA Y LA DIVINA PASTORA DE CANTILLANA
Basilio Pérez Camacho
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Joaquín Turina con su madre, hermana de la Divina Pastora y componente del coro de mujeres de la hermandad, y con su tía Rosa en el año 1904.
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En el año 1900, Joaquín Turina compone la plegaria A la Divina Pastora, su única creación dedicada exclusivamente a una imagen de Cantillana. Desde hacía muchos años tenía conocimiento de la posible existencia de una composición de Turina dedicada a la Pastora cantillanera; sin embargo, dicha partitura no aparecía en el archivo musical de la hermandad. Sólo en el índice del antiguo libro de música de la Hermandad de la Divina Pastora, recopilado por Manuel Carretero, aparecen reflejadas unas Coplas a la Divina Pastora por Joaquín Turina. En conversaciones con Florencio Arias Solís, valoramos muy seriamente la posibilidad de llevar a cabo algunas investigaciones encaminadas a localizar la antigua copla de Turina que, según antiguas y ya más que fidedignas fuentes orales, daban por salida de las manos de tan ilustre compositor. Ocupaciones laborales y personales fueron aparcando de forma intermitente nuestro objetivo, aunque nunca cayó en el olvido y, bien juntos o por separado, no cejamos en nuestro empeño. Hace unos años, en compañía de mi mujer, me dirigía a un taller de encuadernación situado en el casco antiguo de la ciudad de Sevilla. Nuestra impuntualidad se tornó providencial y el casual incumplimiento de un horario comercial hizo que nos fuésemos a hacer tiempo a una librería cercana. Ojeando los lomos de los libros que descansaban sobre sus anaqueles, reparamos enseguida en unos sobre el gran músico Joaquín Turina. Mi mujer sugirió no desperdiciar la oportunidad y mirar con lupa las hojas de aquellos polvorientos libros. Finalmente, Mercedes Lomas Campos, nombre completo de mi mujer, consiguió leer, en uno de aquellos libros, una relación de obras de Turina anteriores a 1907, dentro de la cual figuraba una plegaria con el título A la Divina Pastora. No había dudas y no podía ser de otra manera: aquel título tenía que ser el de la antigua copla que, para ser cantada en su novena, había escrito Turina en honor de la entrañable Pastora de Cantillana. Una vez contenido el júbilo inicial, nos pusimos en contacto con la familia del músico, depositaria de su obra y residente en Madrid. Había que comprobar si existía la partitura original en los fondos del Archivo Turina y, si así era, buscar la mejor manera de conseguir una copia. Aunque al principio las noticias fueron desalentadoras, pronto se tornaron en reconfortantes, pues recibimos respuesta afirmativa por Alfredo Morán Rojo, yerno de Turina y gran estudioso e impulsor de la obra de su suegro. Alfredo Morán me comentó la existencia de dicha partitura en el archivo referido y que no tendría inconveniente en enviarme lo más rápidamente posible, por correo, una copia de la misma. Así lo hizo y ya la plegaria de Joaquín Turina A la Divina Pastora vuelve a enriquecer el rico y variado legado musical de la hermandad de la Divina Pastora, figurando nuevamente como una de las principales piezas que conforman su antiguo archivo. A Alfredo Morán, casado con Obdulia Turina Garzón, mi más sincera gratitud. Desde un principio, todo fueron facilidades y extrema amabilidad. Enseguida captó mi especial interés por localizar tan ansiada obra, comprendiendo de inmediato, por mis exageradas y apasionadas explicaciones, el porqué de tan bucólico título para una obra que consideraba hasta entonces de origen incierto. Sólo pidió a cambio y muy modestamente, que se le enviara una grabación de la misma una vez que se interpretara. |
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Partitura manuscrita de la composición turinesca |
Joaquín Turina Pérez nació en Sevilla, el 9 de diciembre de 1882. "Nací en Sevilla, el 9 de diciembre de 1882, en la casa nº 8 de la calle Ballestilla (hoy Buiza y Mensaque). Dicha calle tiene la forma de un embudo; ensanchada hacia la del Lagar, va estrechándose poco a poco, hasta convertirse en estrecho callejón, terminando en un recodo al desembocar en la de Goyenetas". Su padre, Joaquín Turina Areal, de ascendencia italiana, fue pintor destacado de la escuela sevillana. Su madre, Concepción Pérez y Vargas, nació en Cantillana y estuvo dedicada al cuidado de todos los suyos. Fue hermana de la Divina Pastora y formó parte como cantora del coro de mujeres de su hermandad. Así consta en el antiguo libro de hermanas de la Hermandad de la Divina Pastora, al igual que su madre Joaquina Vargas Jiménez, abuela materna del compositor (1). No es mi propósito trazar una biografía de Turina, pues son múltiples y relevantes las escritas por grandes y expertos autores y a las que, sin duda, no podría añadir aportación alguna de interés. Sí quiero incidir en su gran categoría musical y en el hecho de estar considerado como uno de los mejores compositores españoles de todos los tiempos. Por ello, y a modo de cronología, considero interesante aportar algunos datos:
En el catálogo de la obra de Joaquín Turina figuran un total de 104 títulos relacionados por orden cronológico, que fueron escritos entre los años de 1907 (fecha en que compuso el Quinteto en Sol Menor, para Piano y Cuarteto de Cuerda, que figura en el Opus 1) y 1947 (año en que aparece su última obra, cuyo título es Desde mi Terraza y registrada con el número de Opus 104). La catalogación de estas obras fue realizada por el propio Turina y hay que hacer constar que en ella no aparece reflejada su producción de la primera época, que iría desde el año 1897 a 1907, considerada como la obra de juventud del autor. |
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El risco de la Divina Pastora de Cantillana con el paño pintado por Jiménez Aranda. En primer término superior, la popular araña checoslovaca, una pieza recientemente recuperada y restaurada con gran pericia y criterio por Antonio López Hernández y Francisco Durán Gallardo. |
Alfredo Morán nos informa que, de las 40 composiciones que aproximadamente debió de escribir en Sevilla, solamente las primeras 29 llevan número de orden. El opus 1 debió ser realizada en 1897, cuando sólo contaba 14 años de edad, y el 29, última de esta primera catalogación, fue fechada el 3 de octubre de 1900. Después del opus 29, Scènes d’Enfants, compuso hasta 1907 alrededor de 30 títulos más, en los que no figura número de obra. Morán nos hace observar que esta primera catalogación nada tiene que ver con la que realizó años más tarde, poco tiempo después de su llegada a París y a la que ya hemos hecho mención anteriormente. Desconocidas y olvidadas en un rincón del sombrío sótano de su casa de Madrid, las 60 obras que constituyen su primera producción fueron encontradas casi de forma fortuita y felizmente pasaron a engrosar su amplio legado y a cubrir el hueco existente e incomprensible que hallábamos en los primeros años de su andadura musical. Es en este inventario o catálogo en el que aparece registrada con el Opus 22 A la Divina Pastora (plegaria para voces y piano). Aunque esta copla no aparece fechada, me atrevería a asegurar que fue escrita por Turina en agosto de 1900, basando mi afirmación en los siguientes datos que considero más que fehacientes. En este mismo catálogo aparece en el Opus 21 Las Cuatro Estaciones (poema sinfónico para piano) realizado en Sevilla el primero de agosto de 1900. En el opus 23 aparece Hoja de Álbum (piano) escrita también en Sevilla el 25 de agosto de 1900. Si A la Divina Pastora corresponde el Opus 22 y aparece justo entre las dos obras antes referidas y fechadas muy detalladamente, no hay lugar a dudas sobre su datación, teniendo en cuenta además que las primeras 29 obras fueron numeradas por el propio autor en orden a su aparición. |
En ese mismo año de 1900, la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana esperaba con anhelo la visita del cardenal Marcelo Spínola y Maestre para asistir a su fiesta principal del 8 de septiembre. No era habitual en aquellos lejanos tiempos que un prelado se trasladase hasta un pequeño pueblo para presidir la Función Principal de Instituto de una corporación y presenciar además la solemne procesión de su Divina Pastora, que cambió ligeramente su tradicional itinerario para pasar por delante de la casa donde se alojaba el cardenal Spínola, hoy propiedad de la familia Sarmiento Solís, en la Calle Real. También se estrenó el rico paño romántico de Jiménez Aranda como bello fondo para el "risco", ese altar de ensueño y de embeleso, que tanto nos atraía de niños y con el que seguimos extasiándonos año tras año. En este contexto queda enmarcado el estreno de la plegaria A la Divina Pastora. No sabemos si fue casualidad o si se le encargó con motivo de la visita del cardenal Spínola. Lo más probable es que su madre, pastoreña y muy devota de la Divina Pastora, le pidiese una bella composición en honor de la Virgen, de cuyo coro llegó a formar parte, petición a la que su hijo accedió presto y muy gustoso cuando sólo contaba 18 años de edad.
De enhorabuena está la Hermandad de la Divina Pastora de Cantillana por la recuperación de tan importante pieza, cuyo ejemplar autógrafo de Joaquín Turina se conserva en el archivo musical del gran compositor. Las notas de la plegaria A la Divina Pastora volvieron a elevarse por las naves de su templo parroquial como homenaje y ofrenda a su titular, sonando más impetuosas que nunca tras el largo silencio impuesto por décadas de olvido, estos versos escritos y musicados por el mismísimo Turina:
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Nota: el autor de este artículo, destacadísimo pastoreño tristemente desaparecido cuando era aún muy joven, dejó entre la gente de su pueblo y de su hermandad un recuerdo imborrable. Era Basilio un buen hombre, serio, tímido, lúcido y sabio, sagaz historiador, sensible y romántico defensor del patrimonio material e inmaterial de Cantillana, devotísimo de la Virgen. Su inconfundible prestancia y carisma jamás se irán del todo, pues las dejó plenamente impregnadas en el trato cordial y humano con sus afectos y, sobre todo, en su entrega fervorosa a Aquella que fue y será la gran luz de su existencia: la Divina Pastora de las Almas. Recientemente el Ayuntamiento de Cantillana decidió con muy buen criterio rotular con su nombre la biblioteca municipal, en reconocimiento de su talla humana y su labor en pro de las cosas de su pueblo natal. Desde estas líneas, agradecemos a los administradores de la web La Hornacina la publicación de este pequeño artículo (escrito en 2004) que ha de servir como modesto homenaje a nuestro siempre recordado amigo: Basilio Pérez Camacho. |
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