LAS JOYAS EN EL VESTIR DE LA VIRGEN. LOS PINJANTES

Luis Prieto Sánchez e Isabel Núñez Díaz (11/08/2021)


 

 
 
Pinjante zoomorfo. Finales del siglo XVI. León de oro esmaltado y perlas. Tesoro pilarista. Cabildo Metropolitano de Zaragoza.

 

Los collares de cadena fueron muy apreciados en Europa entre los siglos XV al XVIII. Los colgantes que pendían de los mismos, llamados colgantes de cadenas o también pinjantes, fueron piezas de ornato personal que evolucionaron extraordinariamente desde el Renacimiento y tuvieron gran aceptación entre la nobleza y la realeza europeas, por su belleza y rica ornamentación.

Se conservan magníficos ejemplos españoles y americanos de esa época, la más esplendorosa del vasto Imperio Español. Aunque también de otras más tardías, ya que el gusto por ellas perduró más allá del Siglo de Oro, como así lo atestiguan los dibujos conservados de los exámenes de maestría barceloneses o sevillanos de ese tiempo. Incluso en el XIX habría un resurgimiento del interés por estas piezas, encontrándose excepcionales imitaciones de aquellas dentro de la corriente historicista que inundó el viejo continente en aquel momento.

Estas joyas, ejecutadas en oro normalmente, estaban compuestas principalmente por un colgante en suspensión, que pendía de dos o tres cadenas convergentes en un punto rematado con un asa. Representaban motivos zoomorfos o mitológicos, como sirenas, tritones, centauros, o también monstruos marinos, todo ello con una gran ornamentación de ricos esmaltes y perlas, y salpicados de la más fina pedrería proveniente de las provincias españolas de ultramar.

Por suerte se conservan bonitos ejemplares de esta tipología, ya que muchos de ellos serían donados por los joyeros marianos como ofrenda hacia la Santísima Virgen. Muy importantes piezas de este estilo poseen o han poseído tesoros como el de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza (la mayoría de ellas pertenecientes hoy en día al Victoria & Albert Museum de Londres), el de Nuestra Señora de Gracia de Carmona o el de la Virgen de los Desamparados de Valencia, por citar sólo algunos de ellos.

 

 
 
Dibujos de colgantes de cadenas. A la izquierda, tritón del siglo XVII, libro de joyas de la Virgen de Guadalupe, Códice 83, Real Monasterio de Guadalupe, Cáceres; a la derecha, centauro diseñado por Andreu Tamarit en 1571, Llibres de Passanties, folio 235, Archivo Histórico de Barcelona.
 
 
 
 
Colgante de pez, posiblemente representando a Jonás y la ballena. Siglo XVII. Libro de joyas de la Virgen de Guadalupe. Códice 83. Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, Cáceres.

 

El llamado "Libro de las joyas", conservado en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (la Reina de las Españas) recoge con gran detalle una cantidad de dibujos de piezas perdidas del joyero de la Virgen, entre los que destacan numerosos pinjantes. Quizá el más famoso de ellos sea el "pinjante del alacrán", supuestamente ofrecido por el conquistador Hernán Cortés tras haberse salvado de la mortal picadura de este insecto en uno de sus viajes al Nuevo Mundo.

También en Extremadura, citaremos el joyero de la Virgen de Guadalupe del Vaquero de Cáceres, que custodia un pinjante de buena factura con forma de unicornio enriquecido con esmalte.

 

 
 
Nuestra Señora de Guadalupe. Catedral de Sucre, Bolivia. 1601. Pintura de fray Diego de Ocaña con sobreposición de joyas, entre ellas varios ricos pinjantes.

 

Curiosamente, la misma advocación de Guadalupe, pero esta vez en Sucre (Bolivia), conserva un extensísimo catálogo de joyas de gran calidad y antigüedad, que le son colocadas sobrepuestas en la tabla sobre la que está pintada la imagen mariana, en lo que hemos venido denominando como "sobrenjoyamiento". Entre todas ellas destacan varios pinjantes de oro con importantes esmeraldas colombianas.

 

 
 
Pinjante. Cisne de oro esmaltado, esmeraldas y perla. Posible falsificación decimonónica. The Hispanic Society of América, Nueva York.

 

En el siglo XIX, como decíamos, se experimentaría un resurgido interés por ellas, pues se tienen datadas en esta época imitaciones y facsímiles, que hasta no hace demasiado tiempo se daban incluso por ser piezas originales. Todo ello por satisfacer un historicismo decimonónico emergente que admiraba aquellos motivos renacentistas, y del que anticuarios a veces sin escrúpulos se aprovecharon, encargando a verdaderos maestros de la falsificación, como Reinhold Vasters, magistrales réplicas.

 

 
 
Colgante de pez, posiblemente representando a Jonás y la ballena. Principios del siglo XVII. Oro esmaltado, rubíes, esmeraldas y perlas. The British Museum, Londres.

 

Por la cantidad de dibujos que se conservan desde el siglo XVII en los Llibres de Passanties, aquellos bocetos que debían ejecutar los aspirantes a obtener el grado de maestro platero de oro, parece que puedan tener un origen barcelonés. A partir de ahí, como objeto preciado que eran, estas joyas van a figurar en los inventarios y joyeros marianos españoles, donadas como súplica o agradecimiento por una intervención divina.

Vemos, por tanto, que aunque los pinjantes son piezas que no parecen estar demasiado relacionadas a priori con la imagen de la Virgen María por no tener un origen devocional, lo están sobradamente, precisamente por este hecho. Y posiblemente gracias a que han sido custodiadas en los tesoros marianos, hoy no tengamos que lamentar que muchas de ellas se hubieran perdido.

 

 
 
San Jorge y el dragón. Anverso. Plata chapada y esmaltada, con pedrería y perlas. Taller de joyas El Oribe. 2021. Tesoro de Nuestra Señora del Carmen de San Cayetano, Córdoba.

 

Recientemente, gracias a la donación de un grupo de devotos, le ha sido ofrendado a la imagen de Nuestra Señora del Carmen de San Cayetano de Córdoba un pinjante. Se trata de una pieza inspirada en aquellas majestuosas joyas renacentistas ejecutada por la jerezana firma de joyas El Oribe.

Dicha pieza representa el episodio de la cruenta lucha entre San Jorge y el dragón, para salvar a la doncella. Está hecha en plata de ley, con esmaltes, perlas y piedras preciosas, en una interpretación libre de aquellas alhajas ejecutadas en la época más esplendorosa de la historia de España. La panza del monstruo aloja una espectacular y antigua pieza de nácar natural en torno a la cual se ha basado el diseño del pinjante. Por detrás, a modo de "reconditorio", una puerta flanqueada por el escudo de la Orden Carmelita Descalza, permite guardar en su interior las peticiones u ofrendas de los fieles a Nuestra Señora del Carmen.

 


 

 
 
San Jorge y el dragón. Reverso. Plata chapada y esmaltada, con pedrería y perlas. Taller de joyas El Oribe. 2021. Tesoro de Nuestra Señora del Carmen de San Cayetano, Córdoba.

 

BIBLIOGRAFÍA

PRIETO SÁNCHEZ, Luis, NÚÑEZ Díaz, Isabel. Las joyas en el vestir de la Virgen, Almuzara, 2020.

MULLER, Priscilla E. Joyas en España. 1500-1800, The Hispanic Society of America, 2012.

 

 
 
Nuestra Señora del Carmen del Convento de San Cayetano de Córdoba, luciendo el pinjante de San Jorge.

 

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