SANTA INÉS Y SAN ILDEFONSO EN LA ERMITA DE
SAN SEBASTIÁN
DE SANTA CRUZ DE LA PALMA

José Guillermo Rodríguez Escudero (23/01/2010)


 

 

 

Curiosamente, en sólo una semana de Enero, se han celebrado las fiestas más importantes de esta ermita: San Antonio Abad, protector de los animales, el día 17 (afortunadamente, se ha rescatado el rito de bendición de animales y mascotas ante el santo); el patrón San Sebastián, el día 20; Santa Inés -talla desaparecida-, el 21; y el 23, San Ildefonso -sólo presente en un relieve de Antonio de Orbarán-. Una mitra de obispo decora la parte superior de la única hornacina donde se sitúa San Roque, y recuerda la antigua ubicación de la imagen de San Ildefonso.

El actual retablo mayor, de estípites, se estaba fabricando en el año 1778, cuando el Visitador Alfaro de Franchy mandó vender el pequeño y antiguo. El polifacético ensamblador y escultor Antonio de Orbarán había ejecutado el magnífico relieve de la Imposición de la Casulla a San Ildefonso, colocado actualmente en el nicho superior de ese altar. Recordemos que Orbara u Orbarán está considerado como uno de los artistas más versátiles de entre los que trabajaron en Canarias durante el siglo XVII.

En el Ynbentario del 18 de septiembre de 1625, con respecto a las mencionadas advocaciones, consta: “Yten una ymagen de lienzo de San Ylefonso. Yten una tabla en questá pintado San Antón”. En la visita documentada (número 19), de 27 de febrero de 1642, realizada por Eugenio de Santa Cruz -provisor general y juez ordinario del obispado- ya constan los retablos de dichas advocaciones: “Yten un retablo del señor San Ildefonso que mandó hacer el señor rraçionero Lucas Andrés Fernández haçedor de esta ysla y para él dio todo lo neçessario como vecino… el qual pinto de limosna Antonio de Orbara y por la devoçión que tiene a la dicha ermita que se apreçió todo en duçientos reales […] Ytem otro rretablo del señor San Antonio Abad que el de arriba y éste están en los dos altares colaterales… y lo pintó Antonio de Orbara de limosnas para su devoçión y se apreçió en duçientos reales...”

 

 

En cuanto a Santa Inés, en el inventario de 20 de noviembre de 1589 se refleja que “primeramente está en dicho altar la ymagen de Sancta Ynes de bulto con su abito de monja de Sancta Clara con un manto de tafetán pardo”. En el año 1591, se dice que la“ymagen es de un particular y no está en la yglesia que se la llevó a su casa”. El desaparecido investigador palmero Fernández García nos decía que se trataba de dos santas, y no una vestida de la otra, ya que son “imágenes de culto preparadas para vestir, llamadas de candelero”.

Recordemos también que la imagen de San Roque fue traída de Cuba en el siglo XVII por Antonio Carballo Fernández durante la mayordomía de Pérez Ramírez. Éste trasladó el bajorrelieve de San Ildefonso desde su altar hasta el nicho central del segundo cuerpo del retablo mayor. En este lugar, se hallaba una talla de San Pedro Mártir que pasó a la casa que este mayordomo tenía en Velhoco -extramuros de la ciudad-. En el lugar del bajorrelieve se había colocado la antigua imagen barroca de San Amaro -procedente de la ermita de Santa Catalina, salvado milagrosamente junto con ésta de una terrible avenida del barranco de Las Nieves-, y luego se colocó la de San Roque. El mismo mayordomo cedió la talla de San Amaro a la parroquia de San Juan de Puntallana a cambio de la Inmaculada que actualmente se posee. En cuanto a la de San Antonio Abad, magnífica obra mexicana del siglo XVIII, procedente de Campeche, había sido propiedad de Antonio Abad Pérez Herrera, y la había donado a la ermita su hijo, el presbítero José Pérez Hernández para sustituir la antigua que se tenía. Éste era cuñado del polifacético artista palmero Aurelio Carmona López, quien había retocado la preciosa imagen flamenca del siglo XVI, titular de la ermita. El resultado no gustó demasiado a la mayoría de los feligreses.

Si bien la presencia de San Ildefonso está aún vigente en el oratorio, de la de Santa Inés no hay vestigio alguno. Tan sólo -de forma excepcional en toda la Isla de La Palma, que yo sepa-, aparece en un lienzo colgado en la sacristía gótica de la parroquia matriz de El Salvador, a la que la ermita de San Sebastián está adscrita.

 

 

 

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