EL BUSTO-RELICARIO DE SAN FERMÍN EN PAMPLONA

06/07/2010


 

 

 

La imagen procesional del patrón de Pamplona es una obra en madera policromada de finales del siglo XV que fue revestida con plata repujada en el año 1687, a excepción de la cabeza, con el fin de evitar el deterioro del material original. Dicha práctica fue frecuente durante el periodo barroco con las piezas lígneas y marfileñas de épocas anteriores; siendo más común con las fechadas entre los siglos XII y XIII, caso de la Virgen de la Sede, titular de la Catedral de Sevilla, o la Virgen de la Paz, venerada en la Catedral de Segovia.

La pieza pamplonica, que procesiona en la mañana del 7 de julio con motivo de su festividad, es un interesante busto-relicario antropomorfo, de medio cuerpo, que alberga en su interior restos del santo procedentes de Amiens, donde fue martirizado en septiembre del año 303 d.C. La peana sobre la que desfila entre una gran multitud es una rica obra cincelada en plata dorada y en su color que data del año 1746.

El busto del santo, llamado popularmente "El Morenico" por la tez oscura de su encarnadura, apenas es visible, ya que la tradición manda que sea cubierto con los populares "capoticos" de color rojo, todos ellos ricamente bordados en oro. Tal indumentaria obedece al marcado carácter taurino de sus fiestas en Pamplona (Iruñea), en la que los mozos, oriundos y foráneos, corren delante de los toros en los famosos encierros o Sanfermines.

Nacido en Pamplona, San Fermín fue el primer obispo de Amiens, ciudad francesa en la que, con 31 años de edad, fue decapitado por su defensa de la fe cristiana. A lo largo del siglo XVII, según cuenta el historiador Jesús Arraiza Frauca, hasta que en el año 1657 el papa Alejandro VII zanjó la cuestión proclamando patronos de Navarra a San Fermín y a San Francisco Javier, se vivió en todo el viejo reino la cuestión del patronato.

 

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