LA ESTACIÓN DE CANFRANC
01/07/2010
En dirección al paso fronterizo del Somport y situada dentro del Valle del Aragón, se encuentra la Estación Internacional de Canfranc. Las enormes dimensiones del edificio aparecen ante los ojos del visitante como si se tratara de un imponente trasatlántico encallado entre las colosales montañas. Con sus más de 241 metros de longitud, sus 300 ventanas y 156 puertas dobles, es la segunda mayor estación del continente europeo, tras la terminal ferroviaria de la ciudad alemana de Leipzig. El edificio destaca por las influencias del modernismo español y francés, y por su espectacular cubierta de pizarra. La relevancia estratégica y militar del complejo ferroviario, por la escasa cercanía que le separa de la frontera francesa, fue la causa de la construcción de varios fuertes de protección. En la parte norte, se encuentra el Coll de Ladrones, monumento edificado en el siglo XVII; y en la parte sur, está situada la llamada Torreta de la Fusilería, proyectada a finales del XIX. Al margen del edificio principal, el proyecto arquitectónico inaugurado por Alfonso XIII en el año 1928 cuenta también con varios muelles para el trasbordo de las mercancías y el depósito de las máquinas. En la construcción del proyecto, se utilizaron diversos materiales propios de la arquitectura de carácter industrial, como el hierro, el cemento o cristal. Por su parte, el edificio de pasajeros consta de tres partes que se desarrollan de forma longitudinal. En el cuerpo central, se sitúa el vestíbulo en el que se encontraban las taquillas. A lo largo de las distintas salas, se combinan grandes ventanales, pilastras de un toque clasicista y trabajos realizados en madera. En cambio, en los extremos está instalada la zona aduanera, la comisaría de policía, el departamento de correos y un hotel internacional. Asimismo, disponía de dos pasos subterráneos. El edificio fue declarado monumento histórico-artístico, pero el olvido y la dejación política de los sucesivos gobernantes, junto a las inclemencias del duro clima de montaña, deterioraron seriamente su estructura. La Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés (APUDEPA) considera que la renuncia final a la conversión de la Estación de Canfranc en hotel de lujo, tal y como estaba previsto en un principio en aras de la rehabilitación del edificio, es el colofón de una actuación chapucera, impresentable, irregular, destructiva, y quizás delictiva, que ha acabado con el despilfarro de millones de euros y con la destrucción parcial de los elementos de interés arquitectónico de la Estación de Canfranc. |
APUDEPA recuerda que siempre alertó de que la instalación de un hotel de lujo en la estación, además de conllevar la desfiguración completa del edificio, era una operación especulativa carente de interés social y a medio y largo plazo insostenible. La gravedad de los hechos es enorme, puesto que muchas de las obras llevadas a cabo para la conversión en hotel son ahora irreversibles, inservibles e inútiles. Como ejemplo, la instalación de una galería de servicios para el hotel que modifica el perfil de la estación y su altura. Este es uno de los mayores ejemplos de la estupidez, la arrogancia, la opacidad y la ignorancia con que trata el patrimonio cultural y el dinero público el Gobierno de Aragón, pese a las reiteradas advertencias de la sociedad civil. Aragón ha perdido millones de euros y una oportunidad única de conservar respetuosamente uno de sus más importantes bienes del patrimonio cultural. Por todo ello es absolutamente imprescindible la asunción inmediata de responsabilidades, comenzando por el Presidente de Aragón y prosiguiendo por los consejeros implicados y el alcalde de Canfranc y el cese del arquitecto que de forma tan poco digna ha dirigido las obras. APUDEPA pide que, vistos su incapacidad y constantes errores, se retiren de la gestón pública y dejen de jugar al Monopoly con los bienes del Patrimonio Cultural Aragonés y con el dinero de los ciudadanos. En todo caso, APUDEPA quiere recordar ante tamaño despropósito que, gracias a los trabajos de esta Asociación y de su recurso judicial, finalmente no se realizó la destrucción de la cubierta para la instalación de nuevos forjados y un nuevo piso de habitaciones para ese hipotético hotel de lujo, una obra que hubiera destruido definitivamente la Estación y que hoy se demuestra totalmente absurda, impropia e incorrecta. Por esto, la Asociación muestra su satisfacción y orgullo y agradece a todas las personas que la han apoyado. La Asociación recuerda por último, que este no es un caso aislado en Aragón, sino que forma parte de una larga cadena de grandes despropósitos como los del Teatro Fleta de Zaragoza, el también zaragozano Museo Pablo Serrano, la Escuela de Artes y otras actuaciones similares, protagonizadas por las mismas personas, por la misma malversación de fondos públicos, la misma gestión nefasta y el mismo maltrato al patrimonio cultural. |
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