El malagueño Javier de Orador Márquez nos envia estas fotografías en las que se aprecia el lamentable estado del Convento de San Andrés de la capital, un edificio levantado en el siglo XVI que hasta 1835 estuvo regido por la Orden de Carmelitas Descalzos y, desde entonces, vive un progresivo abandono que ha provocado su parcial destrucción, conservándose hoy en día solamente un patio, parte del refectorio y pocas dependencias más.

Las instituciones públicas, en lugar de tomar cartas en el asunto de cara a la conservación del inmueble y su rehabilitación para usos culturales o museísticos, se encuentran perdiendo el tiempo en un inútil cruce de acusaciones. Al ser ahora de propiedad municipal, la Junta de Andalucía ha reclamado en cuatro ocasiones la restauración del convento al Ayuntamiento de Málaga, que a su vez critica a la entidad por no haber reparado el edificio cuando era de su propiedad y declara que esa tarea es competencia de la administración autonómica.

Mientras tanto, la dejadez y las agresiones hacia el antiguo cenobio, ubicado en el corazón del famoso Barrio del Perchel, sigue causando estragos, pese a hallarse catalogado por las instituciones como Bien de Interés Cultural (BIC). Un ejemplo lo tenemos en la demolición de la mitad del refectorio por parte de la constructora LAR, propietaria de los terrenos colindantes a la iglesia, en marzo del año 2006; un destrozo que, por otro lado, se llevó a cabo como consecuencia de unas obras que gozaban de licencia municipal.

Según la Asociación Cultural Torrijos 1831, dedicada a estudiar y ensalzar la figura de José María Torrijos, el héroe liberal pasó sus últimas horas en el refectorio del convento, junto a otros 48 militares que el 11 de diciembre de 1831 fueron fusilados en las playas de El Bulto por el intento de levantamiento contra el rey absolutista Fernando VII.