EL ABANDONO DE LA IGLESIA Y EL YACIMIENTO DE SAN ESTEBAN EN MURCIA
Antonio Zambudio Moreno (06/11/2013)
Dicen que la costumbre hace a la persona, que todo es cuestión de tiempo. Tal vez, el uso y la rutina sirven de anestesia para el espíritu de los hombres, pero cuando uno tiene interés por algo, no se deja llevar tanto por la asepsia de lo cotidiano y repetido. Al menos, de vez en cuando, reacciona. Decía Séneca que el hombre sin pasiones está tan cerca de la estupidez, que sólo le hace falta abrir la boca para caer en ella. Y eso, modestamente es lo que evita un servidor, que en su pequeñez intenta ser rico en pasiones, y dentro de ellas, exaltar, querer, interesarse y entusiasmarse por el arte y la historia. Pero amigo, mal asunto las cosas de la cultura en la ciudad de Murcia, que alguna vez, en etapas ya casi remotas, era un lugar de cierto interés para temas que están al margen del sol, las cercanas playas y los centros comerciales. Una ciudad que, con el transcurrir de los años, ha sido víctima de una casta política que ha llevado a efecto la creación de un ente urbanístico desaliñado y desarrapado, basado en un absoluto desafecto por el pasado, por la tradición, por lo personal, originando una ciudad que, precisamente, responde a todo lo contrario; es decir, a lo impersonal y a lo vulgar. Tal y como han referido muchos filósofos y pensadores, el arte, sus valores, sirven como instrumento de crecimiento para las personas a nivel intelectual. Estar rodeado de obras de arte, de cosas bellas, es algo positivo para cultivar a un ser humano. Pero, ¿qué ocurre cuando el ser humano se culturiza, piensa por sí mismo y es capaz de generar sus propias opiniones? Pues, sencillamente, que se convierte en un peligro para el poder, para el vértice de la pirámide política y dirigente. Es conveniente por ello anestesiar, cloroformizar y atontar a la gente para que no piensen por sí mismos y el pescado se lo distribuyan unos pocos. Algo de esto último hay en la masa dirigente de la ciudad de Murcia, cuando, por lo que se ve constantemente, existe en sus políticos el objetivo de acabar con todo aquello que huela a cultura, que nos acerque a lo que en verdad somos o éramos, que nos haga reflexionar y pensar por nosotros mismos. El "asesinato sistemático" de todo monumento y patrimonio en la Región de Murcia es escandaloso, un sinsentido que sólo responde a intereses que se nos escapan. Es obvio que lo crematístico aquí es lo único importante para una clase política que muestra una desafección, un desprecio y un desinterés execrable contra todo bien patrimonial y artístico; y si, de paso, eliminando la cultura, aborregamos a las masas, pues mucho mejor. Y mientras tanto, qué vivan los centros comerciales. Lo último, lo más zafio que se ha dado en estas fechas recientes, es el desprecio por la Iglesia de San Esteban, que en verdad ha quedado abandonada a su suerte. Aunque este escrito no es para repasar la rica historia y loar la belleza de este templo murciano, sí es interesante poner en antecedentes a los lectores para que valoren la tremenda irresponsabilidad que se está cometiendo: la iglesia, en su origen, perteneció a la Compañía de Jesús y se construyó en el siglo XVI, una de sus portadas laterales es obra de Jerónimo Quijano, es de nave única con bóvedas de raigambre gótica, conserva retablos de enorme riqueza, uno de los grandes artistas españoles de la centuria referida, Domingo Beltrán Otazu, dejó parte de su talento en ella... En fin, que como monumento histórico y artístico, posee un valor incalculable. Claro que en 1972 casi lo derruyen, y fue en 1984 cuando tuvieron la idea de musealizar el espacio, desacralizando la iglesia para servir como sala de exposiciones. Desde entonces, toda la riqueza patrimonial del templo era cubierta de forma vil y burda: retablos, esculturas, sepulcros... todo tapado y a buen recaudo. Es más, podemos decir que miles de ciudadanos en Murcia no conocen lo que esconde este lugar. Pero lo peor llegó a finales de 2009, cuando una vez celebrada la exposición para rememorar la vida y obra de Alfonso X el Sabio, se procede a cerrar la iglesia para su restauración. Pues bien, han transcurrido cuatro años y el templo permanece cerrado a cal y canto, sin que se perciba obra alguna a fin de llevar a cabo su restauración. No existe información alguna sobre el estado de la intervención referida, ni circunstancia que indique que allí se esté llevando a cabo nada. No se habla del tema en ningún sitio, dejando un monumento como éste abandonado a su suerte, un bien de interés cultural vejado, menospreciado y arrinconado en el baúl de los recuerdos. Mientras tanto, los responsables políticos siguen sin mostrar el más mínimo aprecio no sólo por la Iglesia de San Esteban, sino también por el yacimiento medieval de origen musulmán que se ubica en los aledaños del templo. En fin, todo un atropello, un estropicio. Otro más, que viene a demostrar la tremenda desafección existente en la clase política de Murcia en pro del sostenimiento del patrimonio artístico. Y espero que un día, alguien nos sepa decir a muchos murcianos para qué sirven entidades culturales como las Academias de Santa María de la Arrixaca o la de Alfonso X el Sabio, porque luchar por el sostén patrimonial de esta ciudad, no luchan. Ilustro este escrito con una fotografía del interior de la Iglesia de San Esteban en la actualidad, recientemente publicadas por el pintor Ángel Haro. Para que no existan dudas de lo aquí denunciado, esperando que alguien quiera de una vez por todas actuar sobre un tema tan delicado como es el desapego patrimonial existente en la Región de Murcia, privándonos de lo que fue nuestro pasado y, sobre todo, renunciando a nuestro futuro, pues el sostén de lo pretérito es una demostración de fe en los tiempos venideros. |
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