Según informa Pepe Ortega para la edición hispalense del diario ABC, el alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, acompañado del delegado de Urbanismo, Emilio Carrillo Benito, firmó el pasado 3 de julio un convenio con la madre priora de la Comunidad de Carmelitas Descalzas del Convento de San José del Carmen, Mirta Inés Lozano, mediante el cual la Gerencia de Urbanismo del consistorio concede 25.000 euros para la mejora del convento, conocido popularmente como Las Teresas.

Monteseirín señaló que el convenio permitirá solucionar los problemas hallados en la estructura horizontal del locutorio de este edificio, constituido por una viguería de madera policromada, actualmente apuntalada. Las obras tendrán una duración máxima de seis meses, y serán promovidas y ejecutadas por iniciativa de la congregación. Como contraprestación, la comunidad religiosa se compromete a ceder el uso de algunas dependencias del convento, fundado por Santa Teresa de Jesús y comprado por San Juan de la Cruz, para exposiciones y encuentros patrocinados u organizados por Urbanismo.

El convento de San José del Carmen, que además del valioso inmueble atesora extraordinarias obras de arte como la Virgen con el Niño de La Roldana (imagen superior), no será el único beneficiado de la actuación municipal de Urbanismo. El Ayuntamiento promoverá un programa de rehabilitación y puesta en valor de un total de dieciséis conventos de clausura ubicados en el casco histórico de Sevilla, elegidos por su necesidad de rehabilitación y por las posibilidades que sus estructuras ofrecen a la ciudad.

En concreto, y exceptuando el ya mencionado convento de San José del Carmen, se incluyen en ese programa los conventos de San Clemente, San Leandro, Santa Inés, Santa Paula, Madre de Dios de la Piedad, Santa María de Jesús, Santa María del Socorro, Espíritu Santo, Nuestra Señora de la Consolación y de la Salud (Las Mínimas), Santa Ana, Santa Rosalía, La Encarnación, Visitación de Santa María (Salesas) y La Asunción.

Entre las propuestas contempladas, además del uso de dependencias para exposiciones y encuentros, están la instalación de pequeñas hospederías en aquellos conventos que dispongan de sitio, las visitas organizadas para conocer su patrimonio y la creación de museos, tal y como se hizo en el Monasterio de Santa Paula.

El pasado 12 de marzo, ABC denunciaba en un artículo la precaria situación de los conventos de clausura femeninos en Sevilla, caso de Santa Rosalía -con sus extraordinarios dormitorios de Diego Antonio Díaz que se caen a trozos-, Madre de Dios -con interesantes zonas en ruinas- y Santa Inés -fundado en 1374 por Doña María Coronel-, que sigue pendiente de algunas obras. Asimismo, se hacia eco del proyecto de rehabilitación y potenciación que comentamos, por entonces en estado embrionario.

Otros edificios conventuales de la ciudad no han tenido tanta suerte. Con los ensanches y las reformas urbanas decimonónicas se derribaron notables edificios religiosos como el de la Encarnación o el de San Francisco, este último ubicado en el lugar que hoy ocupa la Plaza Nueva.

La Revolución de 1868 acabó con el Convento de San Felipe Neri, en la calle del mismo nombre. Durante el siglo XX se eliminaron restos de conventos exclaustrados, caso del de Santo Tomás, junto al Archivo de Indias, y se derribaron el Colegio de San Hermenegildo, a excepción de la iglesia; los tres patios y la escalera de San Antonio de Padua; el patio del Convento de San Pablo, obra de Figueroa (imagen inferior); el Convento de la Concepción, junto a San Juan de la Palma; el Convento de Mercedarias Calzadas de la Asunción, en la Plaza del Museo, y el Convento de la Paz, a excepción también de la iglesia.

La declaración de Sevilla como Conjunto Histórico-Artístico, en 1964, no detuvo la destrucción de la ciudad andaluza, sino más bien todo lo contrario: el edificio de origen jesuita que albergaba la Antigua Universidad Literaria fue insólitamente destruido años después de ser declarado Monumento Histórico, y el Convento de Santa María la Real, situado en la céntrica Calle San Vicente, sufrió en los años 80 del pasado siglo XX una demolición parcial, conservándose en la actualidad solamente la iglesia y el patio de estilo mudéjar.