Estas fotografías tomadas ayer muestran los desprendimientos que se han producidos estos días en la Catedral de Valladolid. Queríamos tomarlas donde se encuentra el acceso a la obra de urgencia emprendida para su reparación o el montacargas, ya que por allí podemos ver algo de lo que hubiera sido el otro brazo del crucero con el acceso al claustro -que, a la vista está, tampoco se llegó a construir-, pero con las mallas instaladas para cubrir los andamios de la obra no se llega a ver demasiado.

Lo cierto es que en estas fechas, si se trata sobre la Catedral, más polémica conlleva el ascensor que se ha comenzado a instalar en la torre que tales desprendimientos. Estos últimos se han producido en una nave de la Catedral que, como el templo en general, no ha tenido buena suerte, más bien todo lo contrario -hundimiento de la torre, la que se construyó conforme a la traza de Herrera, no llegar a la entrada del crucero y lo poco que se levantó se utilizó a modo de cantera para construir el coro alto o tribuna sobre la puerta principal, y ahora esto-, cuando, curiosamente, es testigo de algunos episodios importantes de la ciudad de Valladolid.

Por tanto, esa parte del crucero, en los años 20 del siglo pasado, sirvió de cantera para el coro alto que se construyó sobre la puerta principal de la catedral. Más adelante tuvo adosadas una serie de construcciones que fueron derribadas hace unos años, junto con toda la vegetación que había.

La nave afectada tiene levantadas cuatro capillas y ábside -es un cerramiento en ladrillo al igual que en las otras naves, que se suponía provisional-: si comenzamos desde los pies, la primera capilla dedicada a San Juan Evangelista está bajo la torre que se desplomó y tenía la función de Parroquia; la siguiente de Nuestra Señora de los Dolores o de los Velardes ocupa el lugar donde estaba la casa natal de San Simón de Rojas; sigue la tercera, dedicada a Nuestra Señora del Sagrario, imagen encontrada el 13 de marzo de 1602 al hacer las obras del nuevo edificio catedralicio y es la Patrona del Cabildo; la cuarta está dedicada al rey Fernando III, coronado rey de Castilla en Valladolid, con la imagen del rey santo realizada con motivo de su canonización.

Entre esta última capilla de San Fernando y el ábside se encuentra el sepulcro del Conde Pedro Ansúrez, repoblador de Valladolid, fundador de la Colegiata y de varias parroquias y hospitales. Por este ábside, que cuenta con una pintura de la Crucifixión de Michel de Coxcie, se accede a las capillas que se conservan de la antigua Colegiata -la segunda-, donde se encuentra el Museo Diocesano y Catedralicio.

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