Antonio Bernal (San Rafael Custodio Niño)

Partiendo de un modelo en barro que realizó para uno de los cuatro ángeles de orfebrería del nuevo paso procesional de Nuestra Señora de la Fuensanta, patrona de Córdoba, el escultor cordobés ha llevado a cabo en terracota policromada esta deliciosa representación de San Rafael Arcángel, custodio de la ciudad, como niño, llena de candor y ternura como todos sus simulacros infantiles.

Lleva los atributos del pescado y el bastón de peregrino con la calabaza, típicos de la iconografía. En el referido paso, labrado por el orfebre cordobés Emilio León, quien participa en la muestra con un juego de potencias rococó en metal plateado (ver enlace superior), los ángeles se apoyan sobre la peana que soporta el templete y portan tulipas con cera para iluminar a la Virgen.

José Antonio Cabello (Busto de Dolorosa)

Expresiva pieza del escultor cordobés, realizada en julio de 2020 empleando terracota, con acabados de policromías al óleo, pestañas superiores de pelo natural y dos lágrimas de cristal, una en cada mejilla. Ha sido ataviada con telas encoladas, y se eleva sobre una peana de madera de tilo barnizada en color ceniza.

Pedro García Velasco (Niño Jesús Triunfante)

El Niño Dios se presenta de pie, desnudo y con rasgos dulces y clásicos, combinando el realismo de las formas con la idealización del rostro. Es representado sobre una nube, en su temprana edad, sustentado por dos cabezas de ángeles o querubines, con una cruz que le supera en altura y abraza con su mano izquierda al tiempo que bendice con la derecha. Con una leve sonrisa anuncia la alegría de la Resurrección, mostrándose triunfante sobre el martirio de la Cruz.

A raíz del Concilio de Trento surge una nueva iconografía infantil sobre Jesús. Durante el siglo XVII se desarrolla plenamente con las aportaciones de Martínez Montañés y Juan de Mesa en cuanto a concepto anatómico y movimiento junto con el uso del contraposto, de clara inspiración clásica.

Este Niño Jesús ha sido concebido desde una perspectiva contemporánea, ofreciendo gran realismo y movimiento a la vez que se hacen referencias al Renacimiento italiano tomando inspiración de obras como el Cristo Resucitado de Miguel Ángel, conocido como Cristo de la Minerva, del que toma la disposición del cuerpo o composición del movimiento en el espacio. También se hacen referencias al Barroco español a través de obras como los Niños Jesús de Juan de Mesa, como la edad en la que se representa, la expresión dulce y serena y la actitud en acción de bendecir.

Juan Bautista Jiménez (Madonna Addolorata)

Se trata de una obra que representa a María orando a los pies de la Cruz, reinterpretando los modelos del artista granadino Pedro de Mena, aunque buscando el escultor pontanés, afincado en Sevilla, un enfoque más actual reproducido con un lenguaje contemporáneo acorde con su estética. La técnica utilizada es la terracota policromada al óleo, con textil encolado, y su escala es inferior al natural (mide 64 cm de altura). Se eleva sobre un soporte rectangular acabado a base de aguadas de nogalina.

Manuel Luque Bonillo (Mater Mea)

Busto de la Virgen Dolorosa en barro cocido y telas encoladas y policromadas. La juvenil fisonomía responde a un ideal de pureza virginal e inmaculada popularizado por el cristianismo: tez blanca, ojos azules y cabellos rubios, que en este caso son rojizos, casi tan rojos como unos labios que se abren para emitir un lamento de aflicción al tiempo que alza la mirada al Padre. Lleva tres lágrimas de cristal en su rostro.

Manuel Martín Boillo (Busto de Ecce Homo)

Toda la información en https://www.lahornacina.com/noticiasboillo5.htm

Lucas Martínez de la Rosa y María de los Ángeles Serrano Soto (Cristo de la Clemencia)

Se trata de una obra realizada en barro cocido y policromado al óleo, que incluye una peana de madera de pino. Representa a Cristo maniatado y sentado sobre un leño rocoso del Monte Calvario, esperando la hora de su crucifixión. La cabeza inclinada hacia el lado izquierdo y la mirada baja dan una sensación de cansancio y derrota, a la vez que asume el martirio que le ha sido designado para la salvación del hombre.

En esta imagen encontramos numerosas heridas que le fueron proporcionadas en el momento de la flagelación, así como las de las caídas que tuvo en el camino hacia el Monte Calvario y las producidas con motivo de la colocación de la corona de espinas. A los pies de Cristo encontramos una calavera y una serpiente enrollada a ella, haciendo alusión a su victoria sobre la muerte y el pecado.

Si observamos la obra en detalle podemos apreciar que las espinas de la corona son de acacia, que las pestañas superiores están realizadas con pelo natural y que sobre la mejilla del Señor cae una pequeña lágrima de vidrio. La peana está policromada en color negro y sobre ella se puede leer, en oro, el canto litúrgico "CHRISTUS FACTUS EST", enmarcado en dos cenefas. No incluye las potencias de cara a la subasta.