DECOR CARMELI. EL CARMELO EN ANDALUCÍA

Jesús Abades


 

Bajo los auspicios de CajaSur, se celebró una importante exposición titulada Decor Carmeli. El Carmelo en Andalucía, que en palabras de Carlos María López-Fe y Figueroa, comisario de la muestra, vino a reunir un valioso conjunto de piezas para enseñar a los visitantes el valor de la Orden del Monte Carmelo en los ámbitos de la región andaluza, desde la primera fundación en Gibraleón (Huelva) en el año 1300.

El evento tuvo dos sedes expositivas: Sevilla y Córdoba. En Sevilla permaneció abierto en la Sala San Hermenegildo, entre el 15 de octubre y el 17 de diciembre de 2002, mientras que en Córdoba tuvo lugar en la Sala de Exposiciones Museísticas de Caja Sur, entre el 4 de diciembre de 2002 y el 11 de enero de 2003.

La exposición reunió un gran número de obras histórico-artísticas, tanto de escultura como de pintura, orfebrería, documentos, etcétera. Nosotros, a continuación, les ofrecemos una breve y concisa descripción de algunas de las obras de escultura sacra expuestas tomando como referente a sus autores.

 

 

Juan de Mesa

Del inmortal maestro cordobés, el discípulo más aventajado de Juan Martínez Montañés, se expuso el San José con el Niño que se venera en el sevillano Convento de San José del Carmen, regido por Madres Carmelitas Descalzas. La obra, que muestra al santo en actitud itinerante con el pequeño Jesús de la mano, fue realizada en torno al año 1620, época en la que el imaginero había empezado a desligarse totalmente de las influencias del maestro para imponer su propia personalidad. El modelo tendría gran influencia en la obra de José Montes de Oca para la Parroquia de la Asunción de Bormujos (Sevilla), labrada ya en pleno siglo XVIII.

Alonso Cano

Suyo es el San Alberto de Sicilia que recibe culto en el sevillano Convento del Buen Suceso, de Padres Carmelitas Calzados. Fue realizado en 1629, año en el que el pintor granadino añade a su curriculum los títulos de maestro de escultura y arquitectura. Su destino original fue la Iglesia de San Alberto, hasta que fue trasladado a su actual emplazamiento junto con la efigie de Santa Teresa de Jesús, también de Alonso Cano y con la que comparte la riqueza cromática, la pesadez de paños y la calma del bello rostro, tal y como ha afirmado Pedro López en un reciente estudio sobre la obra del poliédrico artista: "la serenidad de rostros y manos contrasta con lo movido del ropaje, que es evidente pero nunca violento" (1).

José de Mora

Figuró en la muestra una de sus tallas más universales: la Santa Teresa de Jesús que se conserva en la Catedral de Córdoba. La obra fue realizada, junto con otras ocho esculturas de santos, para la Capilla del Cardenal Salazar, de cuyo sepulcro tomó el diseño la Cofradía del Remedio de Ánimas para realizar el singular paso del Cristo Crucificado titular. La severidad del hábito monjil, de plegados casi lineales, en palabras de la historiadora María Elena Gómez-Moreno (2), contrasta con la sugestiva belleza del rostro, de gran parecido con otras creaciones femeninas del maestro como la Inmaculada Concepción de Guadix (Granada).

 

 

Antón Maria Maragliano

Maestro genovés del que se expusieron dos de sus piezas maestras: el Crucificado de la Salud de San Fernando (Cádiz), venerado en el Convento de San Joaquín y Santa Teresa de Padres Carmelitas Descalzos, y la Virgen del Carmen o Porta Coeli de Cádiz, que recibe culto en el Convento de Santa María del Monte Carmelo, regido por la misma orden. Esta última se halla relacionada con el quehacer de Francesco Galleano, discípulo aventajado del escultor, aunque puede ser obra directa de Maragliano vista sus indudables calidades y su gran sentido escultórico. Los ojos son de cristal, las lechosas carnaciones dan la impresión de haber sido labrada en porcelana, y frente al soberano empaque de María, el Niño muestra un gracioso gesto de abrazar el cuello de la Madre. Respecto al Crucificado, no sólo es una de las mejores obras del autor sino una de las más depuradas imágenes de Jesús en la Cruz que existen en Andalucía. Un Cristo, además, que ejerció una gran influencia entre los artistas genoveses residentes en Cádiz a su llegada a la ciudad.

José Risueño

Sucesor de Pedro de Mena y del mencionado José de Mora, el maestro granadino se vio representado, entre otras obras, por el San Juan de la Cruz que se conserva en el convento cordobés de San José, regido por Padres Carmelitas Descalzos. Sin ser una de sus mejores creaciones, es un digno ejemplo del quehacer de Risueño, basado en un mórbido pero sugerente modelado (3), austeridad en los paños -trabajados, en ocasiones, empleando lienzo encolado- y sentida expresividad en los semblantes. El rostro del santo recuerda al de la Dolorosa de la Esperanza, talla de candelero para de vestir realizada por Risueño en el año 1718 con el primitivo título de Nuestra Señora de las Tres Necesidades.

Felice Buonfiglio

Escultor napolitano del que apenas tenemos datos sobre su vida y trayectoria artística. Para la Iglesia Conventual de San Joaquín y Santa Teresa, de San Fernando (Cádiz), regido también por Carmelitas Descalzos, realizó entre los años 1757 y 1760 el grupo de la Transverberación de Santa Teresa de Jesús. El conjunto, inmerso en la plástica rococó que imperaba en la escultura italiana por aquellas fechas, muestra el arrebato de la santa al ser traspasada su alma con el dardo de amor que le asesta el ángel, de tamaño bastante pequeño en esta pieza. Tanto el preciosismo del acabado como la movida composición sin estridencias nos remite directamente al círculo napolitano del que Buonfiglio se revela como un miembro tan interesante como poco conocido.

Obras Anónimas

A destacar dos representaciones del Niño Jesús Dormido en tamaño académico: una de ellas, proveniente del Convento de Madres Carmelitas de Écija (Sevilla) y adscribible a la escuela castellana del siglo XVII, lo representa recostado sobre un lujoso sillón, mientras que la otra, conservada en el Convento de Madres Carmelitas de Jaén y fechable en el último cuarto del XVII, lo muestra tumbado en un lecho flanqueado por columnitas salomónicas y con la calavera a modo de almohada, recordando otras interpretaciones sobre la misma iconografía como la que recibe culto en la Ermita de Nuestra Señora del Valle de Manzanilla (Huelva). También son dignos de mención el grupo dieciochesco de la Transverberación de Santa Teresa que recibe culto en la sevillana Parroquia de Santa Cruz, de influencia italiana, y la majestuosa Virgen del Carmen que ostenta la titularidad del Convento de Madres Carmelitas de Sanlucar la Mayor (Sevilla), catalogada del siglo XVII.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) LÓPEZ LÓPEZ, Pedro. "El Primer Encargo de Alonso Cano en Granada: El Diseño del Facistol Catedralicio", publicado en Escuela de Imaginería, nº 44, Córdoba, Cajasur, 2005, pp. 17-32.

(2) GÓMEZ MORENO, María Elena. "La Escultura del Siglo XVII", publicado en Ars Hispaniae. Historia Universal del Arte Hispánico, vol. XVI, Madrid, 1958, p. 274.

(3) CÓRDOBA SALMERÓN, Miguel. "La Escuela Escultórica Granadina hasta el Siglo XVIII", en La Semana Santa de Granada a Través de su Escultura Procesional. El Lenguaje de las Imágenes, Granada, 2002, p. 143.

 

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