LA ADVOCACIÓN MERCEDARIA EN LA ICONOGRAFÍA DE LA DOLOROSA

Jesús Abades y Sergio Cabaco


 

 

Según el Padre Luis Ribera, la fiesta de Nuestra Señora de la Merced (término equivalente a Nuestra Señora de la Misericordia o Misericordias, en el caso del uso del título de Mercedes) fue instituida por la Santa Sede para perpetuar y agradecer a la Virgen la fundación de la Orden militar y religiosa de La Merced, a raíz de la aparición mariana en la ciudad de Barcelona a San Pedro Nolasco, a San Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I, con el fin de inspirarles la redención de los cautivos cristianos encerrados en mazmorras africanas.

No se trata de una devoción demasiado frecuente entre las Dolorosas que procesionan las hermandades de penitencia españolas, siendo más extendida su representación en imágenes letíficas bajo la acostumbrada iconografía de María ataviada con hábito mercedario y escapulario, todo en colores corinto y blanco o beige. También suele ser frecuente la representación de la Aparición de la Virgen a San Pedro Nolasco.

Por mencionar algunas de las más veneradas tallas gloriosas que ostentan la advocación, citaremos a la Virgen de la Merced, Patrona de Jerez de la Frontera (Cádiz); la Mare de Deu de la Mercè, Patrona de Barcelona (origen de la devoción mercedaria); la Virgen de las Mercedes, Patrona de Bollullos Par del Condado (Huelva); la Virgen de la Merced, de San Fernando (Cádiz); la imagen del Santuario de Santa María de El Puig (Valencia), y la talla de candelero que se conserva en la parroquia sevillana de San Gregorio Magno.

 

 

Virgen de la Merced (Almería)

Labrada por el pintor e imaginero Antonio Dubé de Luque (1996) en madera de cedro para la Cofradía del Prendimiento, sigue fielmente la estética dolorosa de este veterano artista, muy influida por José Montes de Oca, escultor activo en el Setecientos. La imagen, de aniñado semblante, inclina ligeramente la cabeza hacia el lado derecho y dirige la ausente mirada al suelo. Los ojos son pintados, con el iris pincelado en tonos castaños y pestañas de pelo natural en los párpados superiores. Lleva cinco lágrimas de cristal, dos en la mejilla izquierda y tres en la derecha. El perfil es clásico y la boca, entreabierta, permite ver los dientes superiores y la lengua tallados. Los músculos del cuello se contraen a causa del llanto y las manos extienden sus palmas para portar un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda. La policromía es resuelta por Dubé con tonos pálidos, no exentos de calidez. Se relaciona con otras imágenes de su misma mano, caso de las Dolorosa de la Paz y de la Estrella, ambas de la Semana Santa de Granada. Mide 160 cm de altura y sustituye a otra obra del propio Dubé de Luque que quedó destruida por el fuego a consecuencia de un incendio fortuito en el templo.

Virgen de las Mercedes (Sevilla)

Titular de la Cofradía del Cautivo, goza de una extraordinaria devoción en su barrio del Tiro de Línea, hasta el punto de ser erigida como co-titular de la Parroquia de Santa Genoveva y de ver reconocida como Coronación Canónica, en 1997, la imposición de su actual corona de oro de ley, cincelada por el prestigioso orfebre Jesús Domínguez Vázquez (1972). Mide 170 cm de altura. Su autor, el imaginero sevillano José Paz Vélez (1956), quien se inspiró al gubiarla en una sobrina de su cuñado y cobró por su trabajo la suma de 5.000 pesetas, tuvo hace unos años una sonada discrepancia con la hermandad por las posibles intervenciones que le han realizado a la imagen sin comunicación de ningún tipo, algo que la Junta de Gobierno negó rotundamente y que quedó zanjado en el año 2008 tras dar la razón la justicia a la cofradía. La Dolorosa, serena y de lozanas facciones, inclina levemente la cabeza hacia la derecha y dirige la mirada hacia abajo. Los ojos son de cristal y las pestañas, postizas en su parte superior. Lleva tres lágrimas de cristal, dos en la mejilla derecha y una en la izquierda. La nariz es recta y la boca, entreabierta, permite ver en su interior la dentadura tallada. Tanto el pronunciado mentón con sutil hoyuelo como la papada son recursos propios del estilo romántico del XIX. El cuello de la Virgen, labrada en madera de pino de Flandes, se halla erguido y levemente anatomizado en su parte inferior. Sus manos aparecen extendidas, portando un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda. Las carnaciones son ligeramente tostadas, con los pómulos y los párpados muy encarnados por el llanto. El candelero interno es de base ovalada y armazón cónico, formado por ocho listones que arrancan de la cintura. En 2007 fue restaurada por Enrique Gutiérrez Carrasquilla.

 

 

Virgen de la Merced (Granada)

Atribuida muy aventuradamente a Pedro de Mena y Medrano (siglo XVII), nosotros apostamos por su catalogación en el Setecientos, dentro de la larga nómina de seguidores de los grandes maestros granadinos. Tan piadosa Dolorosa, de sonrosadas carnaciones en semibrillo, inclina la cabeza en señal de aflicción y dirige la mirada al suelo, con los párpados muy vencidos por el llanto. Las cejas se elevan y las comisuras de los menudos labios, cerrados, se curvan hacia abajo para expresar el dolor que la embarga. Los ojos son de cristal, postizas las pestañas superiores, recta su nariz, carnosas las mejillas y redondeado el mentón. Seis lágrimas de cristal recorren su rostro, tres en cada lado. El cuello es delgado y se halla suavemente anatomizado. En 1983 fue restaurada con escaso acierto por el artista granadino Antonio Barbero Gor, quien le aplicó una nueva policromía sobre la original, hizo nuevo candelero para que pudiese procesionar en el cortejo de la Cofradía del Nazareno de Granada -en origen, era un busto para vestir con las manos entrecruzadas en actitud orante, propio de la devoción particular; actualmente, mide 163 cm de altura-, y, en una desafortunada costumbre que han padecido numerosas Dolorosas de Andalucía Oriental, talló nuevo juego de manos abiertas, al gusto sevillano. Muy acertadamente, en 2008, la cofradía decidió recuperar las originales manos entrelazadas.

Virgen de la Merced (Córdoba)

La Dolorosa fue labrada en 1976 por el escultor carmonense Francisco Buiza. El modelo femenino impuesto por el autor entronca con los prototipos juveniles y expresionistas, sin caer en el paroxismo, que ofrece el arte sevillano, especialmente a partir del último tercio del siglo XVII. La belleza formal triunfa en un semblante provisto de ojos y lágrimas de cristal y pestañas de pelo natural colocadas en los párpados superiores para realzar el naturalismo de la Señora, herencia de la imaginería del barroco. El patetismo se refleja a través de la elevación de las cejas, la crispación de las manos y el cuello, la leve inclinación del busto y la apertura de unos labios que dejan ver en su interior la lengua y los dientes perfectamente tallados. El modelado del arco nasolabial y el enrojecimiento de los pómulos y las cuencas orbitales, aplicado sobre las cálidas carnaciones, contribuyen a sublimar el dramático dolor de María. Al ser imagen de vestir, posee candelero interno de sección cónica y base ovalada que le sirve de apoyo. Concebida con marcada frontalidad, se relaciona estilísticamente con otras obras del afamado artista, caso de la Virgen de la Paz, de Estepa (Sevilla), o la Virgen de las Angustias del municipio sevillano de Lora del Río. Mide 155 cm de altura y es la actual titular de la Cofradía de la Coronación de Espinas; anteriormente, entre los años 1955 y 1975, procesionó en dicha corporación de penitencia una Dolorosa del siglo XIX adquirida en Sevilla a Joaquín Perteguez, director del Colegio El Salvador, de la que sólo se conservan las manos en la Casa Hermandad.

 

 

Virgen de la Merced (Sevilla)

Pese a no hallarse tan valorada como otras Dolorosas sevillanas del autor, caso de la Virgen de la Concepción, de la Cofradía del Silencio, o la Virgen de los Dolores de la Corporación del Cerro del Águila, la titular mariana de la Cofradía de Pasión es una obra de innegable corrección escultórica y aristocráticas formas que sosiegan su dolor, quizás también por hallarse acompañada durante la procesión por San Juan Evangelista -obra del artista hispalense Gabriel de Astorga Miranda (1862)-, que conforta su angustia al tiempo que le indica el camino tomado por el Hijo hacia el Monte Calvario. El escultor e imaginero onubense Sebastián Santos Rojas la realizó en 1966 y sustituye a una inexpresiva imagen anterior, tallada en torno al año 1800 y conservada hoy día en el sevillano Convento de las Mercedarias de San José. En palabras del historiador Celestino López Martínez, dicha imagen se trataba de una Santa Rosa de Lima transformada en Dolorosa (1).

Virgen de la Merced (Málaga)

Fue realizada entre los años 1981 y 1982 por el escultor sevillano Luis Álvarez Duarte, siendo titular de la Cofradía de la Humildad. La Dolorosa, de sonrosadas carnaciones e inconfundible sabor astorguiano, representa a la Virgen acompañada por San Juan Evangelista en la Calle de la Amargura. La sutil inclinación de la cabeza hacia el lado derecho, la idealizada belleza de María, sus delicados rasgos, el grácil mentón tocado con hoyuelo y los entreabiertos labios, permitiendo ver la lengua proyectada entre ambas coronas dentarias talladas, remiten a afamados modelos marianos del archidonés Juan de Astorga, como la Virgen de la Esperanza, de la Cofradía de la Trinidad, o la Virgen de la Angustia, de la Cofradía de los Estudiantes, ambas en Sevilla. Los ojos, sin embargo, presentan un modelado más propio del autor, muy influido por su maestro sevillano Antonio Eslava Rubio, siendo tallados y policromados en la madera. El perfil es clásico y las pestañas son postizas en la parte superior y finamente pintadas las inferiores. Lleva seis lágrimas de cristal, tres en cada mejilla. Las manos de la Señora aparecen extendidas, portando un pañuelo en la derecha y el rosario en la izquierda. Como hemos apuntado, procesiona acompañada de San Juan Evangelista, obra también de Álvarez Duarte (1986). Al igual que otra imagen malagueña, la Virgen de la Paz, está considerada como una de las mejores Dolorosas de su autor, tanto para la ciudad de Málaga como en lo que se refiere a su obra mariana en general.

 

 

Virgen de la Misericordia (Huelva)

La imagen, tallada en el año 1984 por el escultor onubense Enrique Pérez Saavedra, discípulo del maestro ayamontino Antonio León Ortega, pertenece al tipo de Dolorosas de rasgos idealizados y expresión ausente. Mantiene la cabeza en posición frontal y dirige, levemente, la mirada hacia abajo. El juvenil semblante posee las cejas pinceladas en forma de arco, párpados hinchados y mejillas enrojecidas por el llanto, recta nariz, y labios abiertos, mostrando claramente los dientes superiores tallados. Como aditamentos postizos lleva ojos de cristal, pestañas postizas en el párpado superior y cinco mejillas vítreas que corren por sus mejillas, dos por la derecha y tres por la izquierda. El cuello es esbelto y muestra levemente anatomizada su parte inferior. Las manos aparecen extendidas, portando un pañuelo en la derecha y el santo rosario en la izquierda. Ha sido retocada por el propio Pérez Saavedra en dos ocasiones (1992 y 1998), y en el año 2005 fue sometida a una intervención de conservación a cargo de las restauradoras Ana Beltrán Ruíz y Verónica García Piedad, quienes cambiaron el candelero y limpiaron su policromía.

Virgen de la Misericordia (Granada)

La Virgen, bajo palio durante su estación de penitencia, inclina suavemente la cabeza hacia abajo y dirige la mirada al suelo. Posee peluca de pelo natural para acentuar el naturalismo de la obra. El rostro se muestra muy compungido y concentrado en su aflicción, con los ojos de cristal, semicerrados, y las pestañas postizas en los párpados superiores y pintadas en los inferiores. Lleva cuatro lágrimas de cristal, dos en cada mejilla. La nariz es afilada y la boca se halla entreabierta, dejando ver la dentadura tallada. El cuello permanece erguido y las manos aparecen extendidas, portando un pañuelo en la derecha y un rosario en la izquierda. Las carnaciones son oscuras. Es titular de la Cofradía del Cristo de los Favores, que la adquirió en el año 1942 al Convento de Nuestra Señora de los Ángeles (2). Fue tallada en madera de pino por Francisco Morales (1896), aunque ha sufrido numerosas modificaciones posteriores: el escultor e imaginero granadino Eduardo Espinosa Alfambra le hizo un nuevo candelero; su paisano Aurelio López Azaustre (1970) le talló nuevas manos y candelero, remodeló el rostro con adiciones de estuco y la policromó de nuevo; por último, el sevillano José Manuel Bonilla Cornejo (1991-1992) le hizo nuevo candelero y brazos, eliminó el estuco anterior de la mascarilla para intentar recuperar sus rasgos originales, colocó nuevas pestañas y lágrimas, y policromó de nuevo. Posee la Medalla de Oro de la Ciudad y recibió el rango de la Coronación Canónica el 20 de mayo de 2007. Mide 169 cm de altura.

 


 

BIBLIOGRAFÍA

(1) RODA PEÑA, José. "Antiguas Imágenes Titulares de las Cofradías Sevillanas", en Las Cofradías de Sevilla en el Siglo de la Crisis, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla (US), 1991, pp. 224-226.

(2) LÓPEZ GUADALUPE-MUÑOZ, Juan Jesús. "Iconografía de la Pasión en la Escultura Granadina", en La Semana Santa de Granada a través de su Escultura Procesional. El Lenguaje de las Imágenes (A.A.V.V.), Real Federación de las Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de la Ciudad de Granada, 2002, p. 128.

 

Fotografía de Córdoba de Valentín Moyano
Fotografías de Sevilla de Roberto Villarrica para Fotos Cofrades
Fotografías de Almería de Guillermo Méndez Sánchez para Ser Silencio
Fotografía de Granada de Miguel Palomo para Granada Nazarena
Fotografía de Málaga de Alejandro Morante Hernández

 

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