Sin lugar a dudas, se trata de una de las representaciones clásicas de la Pasión de Jesús en España, junto con los simulacros de Cristo Crucificado y Cristo Nazareno o Jesús con la Cruz a Cuestas. En el marco, por ejemplo, de los desfiles de Semana Santa, incluyendo los de menor entidad, rara es la localidad del país que no procesione el pasaje de Cristo Yacente en el Sepulcro.

En líneas generales, hablamos de esculturas que se muestran en decúbito supino, bien depositadas en el interior de una urna a modo de sepulcro, bien colocadas sobre un lecho o losa de mármol. En el caso de Zaragoza, el popularmente conocido como "Cristo de la Cama" procesiona tapado en el lecho del que toma su apodo, lujosamente labrado; mientras que en Málaga, el Cristo Yacente tallado por Nicolás Prados desfila sobre un monumental catafalco funerario de los Talleres Granda.

Son obras en su mayoría de gran patetismo, concebidas bajo un marcado cariz devocional para conseguir la conmoción del espectador, y en las que, dentro del realismo, los escultores optan, según las distintas escuelas y procedencias, por ofrecer una versión serena y dulcificada, o bien seca y descarnada, del cadáver de Jesús. Nuestro breve repaso incluye también piezas italianas por su proximidad estilística.

Cristo Yacente
Atribuido a Diego de Ayala
Murcia

Fechado en el año 1570. El interesante modelado del rostro muestra los ojos hundidos, labios entreabiertos y piel pálida y amarillenta. Todo ello obedece al aspecto de facies hipocrática o cadavérica, muy propio de las representaciones de Cristo muerto en el sepulcro.

Cristo de las Aguas
Círculo de Pedro Millán
Jerez de la Frontera (Cádiz)

La imagen, venerada en la capilla de los Gatica del templo jerezano de San Dionisio, presenta los caracteres del seguidor más aventajado del escultor Lorenzo Mercadante de Bretaña: alargado rostro, párpados abultados y corona entorchada en el mismo bloque craneal.

Cristo Yacente
Antonio Barbero Gor
Albox (Almería)

Imagen realizada en el año 1981 por el escultor e imaginero granadino Antonio Barbero Gor, cuya trayectoria artística se halla caracterizada por la fuerte influencia de los famosos modelos granadinos del siglo XVII, la plástica vigorosa y el cuidado estudio anatómico.

Cristo Yacente
José Capuz
Cartagena (Murcia)

El artista levantino versiona la visión romántica de Jesús Yacente como héroe derrotado y consigue una pieza magistral donde la armonía de las proporciones y los estigmas de los tormentos padecidos se convierten en los principales protagonistas de la figura.

Cristo Yacente
Gregorio Fernández
Segovia

El máximo representante de la escuela vallisoletana de escultura, instauró el prototipo más difundido sobre el tema en nuestro país gracias a una serie de Yacentes que, con ligeras variantes, comparten una serie de grafismos comunes: cuerpo semidesnudo, piel descolorida, cabeza reclinada hacia la izquierda, cabello alborotado sobre el almohadón, cruentas heridas e impecable estudio anatómico. Se venera en el interior de una urna de cristal, sobre la mesa del altar de su capilla propia en la Catedral de Segovia.

Cristo Yacente
Atribuido a Luisa Roldán
Puerto Real (Cádiz)

Junto con otras obras como el grupo de La Educación de la Virgen, venerado en la Ermita de Santa Ana de Valverde del Camino (Huelva), se trata de una de las más recientes atribuciones a la escultora sevillana. En ella se aprecian el expresivo rostro, las nacaradas carnaciones, la cabellera pegada al cráneo, siguiendo los esquemas roldanescos, y la delicada composición tan propia de Luisa Roldán, a cuyas manos corresponde la famosa Virgen de la Soledad, titular mariana de su cofradía.

Cristo Yacente
Luis Ortega Bru
La Puebla de Cazalla (Sevilla)

El aspecto actual de esta figura obedece a la remodelación practicada en 1970 por el gaditano Luis Ortega Bru sobre una talla del sevillano Antonio Castillo Lastrucci (1941), retallándola y repolicromándola. Reemplaza a una anterior de José Montes de Oca, perdida en 1936.

Cristo Yacente
Anónimo
Lebrija (Sevilla)

Pese a catalogarse como una obra del siglo XIV, vemos en ella un naturalismo propio de una ya avanzada centuria posterior, no descartando que su ejecución corresponda a las primeras décadas del XVI, en las que perviven en Andalucía los caracteres escultóricos del gótico.

Cristo Yacente
Constantino Unghetti
Jaén

Obra de uno de los escultores jiennenses más prestigiosos del siglo XX, su aspecto actual se encuentra sensiblemente alterado por haber sido renovada su policromía por los imagineros Juan Abascal y Francisco Romero Zafra; sevillano y cordobés, respectivamente. En este caso, nos encontramos con una imagen que se presenta tendida sobre una piedra cubierta con una sábana; todo ello labrado en la misma pieza escultórica, como es más usual en los modelos castellanos, y no sobre un lecho de tejido natural, lo que unido al desplome del brazo derecho otorga un mayor patetismo a la composición.

Cristo Yacente
Atribuido a Francesco Maria Maggio
Frasso Telesino (Italia)

Atribuida desde La Hornacina al maestro genovés, afincado en Cádiz, o a su círculo, tan singular figura mide 1 metro de altura y presenta rasgos que la acercan a los titulares de la cofradía onubense de Los Judíos y, sobre todo, al Crucificado de la Vera Cruz de San Fernando (Cádiz), hasta el punto de atrevernos a afirmar que las dos efigies puedan ser de la misma órbita escultórica, que en el caso del Crucificado isleño correspondería a un miembro cercano de su círculo.

Cristo Yacente
Francisco Salzillo y Alcaraz
Orihuela (Alicante)

Muy de actualidad por los actos que conmemoran el III Centenario del Nacimiento del escultor e imaginero Francisco Salzillo, esta efigie, propia de la piedad conventual, se venera en el monasterio oriolano de San Juan de la Penitencia. De líneas reposadas e intimistas y tamaño ligeramente inferior del natural, resulta una pieza un tanto excepcional en la obra del maestro murciano.

Cristo Yacente
A.A.V.V.
Ayamonte (Huelva)

La cabeza, brazo izquierdo y piernas son los primitivos, el resto fue labrado en el año 1937 por el ayamontino Antonio León Ortega. Pese a considerarse las partes antiguas de mediados del siglo XVI, actualmente se atribuyen al escultor jiennense Andrés de Ocampo.

Cristo Yacente
Antonio Castillo Jarén
La Roda de Andalucía (Sevilla)

Realizada en el año 1993 por un escultor local que ofrece una imagen de fuerte sabor popular, con el habitual detalle de presentar la mano izquierda reposando sobre el rehundido vientre. Es titular de la venerada Cofradía de la Soledad del municipio hispalense.

Cristo Yacente
Anónimo
Badajoz

Esta interesante y poco conocida talla, fechada entre finales del siglo XVII y principios del XVIII pertenece al tipo de imágenes-sagrario, muy extendido en España y Francia para realzar el carácter eucarístico de ciertos simulacros. En este caso, la cavidad del pecho, situada justo debajo de la abierta herida del costado, albergaba la Sagrada Forma el Jueves y Viernes Santo, día en que desfila bajo urna por las calles de la capital pacense, en una costumbre hoy apenas practicada en nuestro país.

Cristo Yacente
Atribuido a Francisco de Fermín
Zamora

La talla, fechada en el primer cuarto del XVII, ha sido relacionada también con Andrés Solanes y Jesús Urrea, todos ellos fieles seguidores de Gregorio Fernández, tal y como podemos advertir contemplando la obra o comparándola con la anteriormente descrita de Segovia. Desfila sobre sencillas parihuelas y cubierta con un leve sudario, frecuente costumbre de la piedad popular en este tipo de obras que acentúa el naturalismo de una composición ya de por sí plenamente realista.

Cristo Yacente
Juan de Juni
Valladolid

La imagen pertenece al prodigioso conjunto del Entierro de Cristo, conservado en el Museo Nacional Colegio San Gregorio (antiguo Museo Nacional de Escultura), en el que Jesús, una vez depositado sobre la losa sepulcral, recibe los últimos lamentos de la comitiva fúnebre.

Cristo Yacente
Juan Manuel Miñarro
Almogía (Málaga)

El famoso Lienzo o Síndone de Turín, cuya autenticidad no deja de ser objeto de discusión, ha servido de inspiración al artista sevillano en un buen número de sus hechuras cristíferas. En este caso, sigue fielmente sus dictados y ofrece una de sus mejores piezas.

Cristo Yacente
A.A.V.V.
Huelva

Conserva la cabeza primitiva, obra del siglo XVIII relacionable con la escuela gaditano-genovesa no destruida en la Guerra Civil, siendo el cuerpo y la actual policromía de Antonio León Ortega (1943). La esbozada cabellera obedece al uso de peluca postiza hasta 1936, año en el que dejo de celebrarse la Ceremonia del Descendimiento, para lo cual la talla, cuyo antiguo cuerpo disponía de brazos articulados, era desclavada del madero y llevada solemnemente al sepulcro, en una práctica antaño habitual en este tipo de esculturas y que hoy conservan pocas localidades.

Cristo Yacente
Antonio Castillo Lastrucci
Sierra de Yeguas (Málaga)

El antiguo titular de la Cofradía del Santo Entierro y María Santísima de la Soledad, cuya estación de penitencia tiene lugar en la noche del Viernes Santo, fue destruido en 1936, al igual que el resto del patrimonio sacro de la localidad. El actual, obra del prolífico escultor e imaginero sevillano, fue realizado, junto con la titular mariana, en 1942 y procesiona, como actualmente lo hacen muchas tallas de Cristo Yacente en Andalucía, en el interior de una urna neobarroca de madera tallada y dorada.

Cristo Yacente
Luis Álvarez Duarte
Zamora

La muerte violenta se manifiesta en signos tanatológicos como la boca desencajada, las intensas manchas hipostáticas y los entreabiertos ojos. Todo ello se advierte en una obra no demasiado conocida del escultor sevillano, que recibe culto en la Catedral de Zamora.

Cristo Yacente
Gaspar Becerra
Madrid

Una de las escasas esculturas de bulto redondo que se conservan del escultor jiennense, cuyo estilo, forjado en Italia, influiría en maestros de la talla de Juan Martínez Montañés, Alonso Cano o José de Mora. Recibe culto en el Monasterio de las Descalzas Reales.

Cristo de la Cama
Anónimo
Zaragoza

Imagen muy popular en la ciudad, data del siglo XVII aunque fue muy restaurada tras los daños sufridos en la Invasión Francesa del año 1808. Antiguamente, se realizaba con esta efigie la Ceremonia del Descendimiento, de ahí que se encuentre articulada. La suntuosa carroza dorada sobre la que procesiona fue tallada por Antonio Palao y Manuel Albareda.

Cristo Yacente de El Pardo
Gregorio Fernández
Madrid

No podíamos terminar el especial más que con el Cristo Yacente más admirado del país. Imagen barroca, desgarradora y contemplativa, dotada de un realismo aterrador y sin concesiones a ningún tipo de dulzura. Pocas veces ha sido recreada con tanta crudeza la naturaleza humana de Jesús y el resultado de una tragedia que no por esperada resulta menos violenta.