Una de las últimas obras entregadas por el joven escultor e imaginero sevillano es un Cristo Yacente de pequeño formato (sus dimensiones son 55 x 21 centímetros), tallado en madera de cedro con policromía al óleo. Su destino es una colección privada de la villa de Boiro, situada en la franja costera de La Coruña.

En la postura que adopta la imagen observamos, por expreso deseo del cliente, detalles como la mano izquierda reposando sobre el hinchado vientre, con algunos de sus dedos quebrados a consecuencia del clavo con que ha sido perforada para fijar al Redentor en el madero; la pierna izquierda ligeramente levantada, por efecto del rigor mortis, y la cabeza ladeada hacia el lado derecho, enmarcada por apelmazada melena larga y oscura.

Inteligente reinterpretación de los modelos castellanos, destacan de esta obra su potencia anatómica y las diferentes texturas polícromas y de acabado que ofrece: tonos suavemente ocres para la rugosa sábana; oscuro cojín liso sobre el que descansa la cabeza, y violentos amoratamientos en las laceradas carnes de un cuerpo bruscamente hecho cadáver, aspecto visible también en los entreabiertos ojos y la mandíbula desencajada.

Pulsando sobre el icono, podrán ver más fotografías de esta nueva creación de Álvaro Abrines, cuyo San Juan Evangelista para la localidad sevillana de Brenes, como todos nuestros internautas ya saben, obtuvo la mejor calificación del experto en arte José Carlos Pérez Morales dentro de la última edición del Premio La Hornacina.