En fechas recientes, el historiador del arte y restaurador de obras de arte, Enrique Salvo Rabasco, ha concluido la restauración de esta magnífica urna-relicario de propiedad particular, realizada en madera tallada, dorada, estofada y policromada, y destinada a albergar una miniatura de San Miguel, llevada a cabo con los mismos materiales y técnicas. En la parte superior se ubica un hueco, posiblemente para albergar una reliquia.

Esta urna-relicario es una pieza barroca, de autoría anónima y atribuible a la escuela sevillana del siglo XVIII. Sus dimensiones son 91 cm de altura, 45 cm de ancho y 23 cm de profundidad en sus vértices máximos. Cuando llegó al taller malagueño, presentaba un estado de conservación muy malo.

Los tratamientos llevados a cabo en el conjunto han sido los siguientes: reparación de descuadres, trabajos de carpintería, talla de elementos faltantes -pináculos (sólo quedaba uno original, en función del cual se han llevado a cabo el resto), ventana lateral y puerta completa-, recolocación de cristales, limpieza de la urna, consolidación, realización de elementos anatómicos faltantes, recolocación de elementos compositivos en su posición original, reintegración matérica, reintegración cromática y aplicación de una protección final.