El Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del municipio albaceteño de Villarrobledo cuenta desde este mes de julio con una nueva incorporación a su patrimonio artístico: la decoración pictórica de las pechinas y de la cúpula que integran el presbiterio. Esta nueva creación artística ha sido realizada por Gaia, empresa valenciana especializada en la creación y restauración de obras de arte que cuenta con numerosas obras en la Región de Murcia, la Comunidad Valenciana y la provincia de Albacete.

En las pechinas se han representado los cuatro Evangelistas: San Juan, el discípulo más amado por Jesús, aparece acompañado por el águila que simboliza la más alta contemplación del santo desde la primera palabra de su Evangelio; después, en el lado derecho según se mira al presbiterio, aparece San Mateo acompañado por un ángel, ya que su Evangelio comienza con la genealogía humana de Cristo y es el más completo y extenso junto con el de San Juan; en las pechinas que quedan a la espalda del espectador, al lado izquierdo, está San Lucas con su característica cabeza de buey -que lo representa porque en la primera página de su Evangelio nombra el templo de la antigua Ley donde se sacrificaban bueyes- y un acertado detalle de la Virgen con el Niño, ya que la tradición cristiana dice que fue pintor y el único que le hizo un verdadero retrato a María; la última pechina la ocupa San Marcos, cuya cabeza de león como símbolo tetramórfico viene a representar su entrada en el hogar habitual del rey de la selva para escribir su Evangelio ("voz que clama en el desierto").

Aun siendo totalmente nuevo desde el diseño hasta el acabado, este conjunto pictórico se halla imbricado en la estética del Barroco español. Las pechinas destacan por el vigor de sus colores y los juegos de luces y sombras.

Colores, sombras, gestos, volúmenes y miradas denotan gran inspiración en la obra de José de Ribera, lo que se aprecia sobremanera en la figura de San Juan Evangelista, sin duda la más portentosa del grupo. El exquisito acabado de cabellos y barbas, así como los escorzos completan una obra de notable mérito artístico.