Se trata de un Cristo con la cruz a cuestas, realizado para vestir por el malagueño David Anaya Fernández. Mide 88 centímetros de altura y tiene la cabeza, manos y pies labrados en barro cocido y policromado. El candelero se halla dispuesto sobre los tobillos, de tal forma que no se aprecia al estar vestido.

La cruz, cilíndrica y arbórea, ha sido gubiada, policromada y dorada para tener una disposición vertical, lo que unido a la postura de las manos, en actitud de aferrarse al stipes, delata la actitud del pequeño simulacro de abrazar por primera vez el madero y disponerse a iniciar el camino al Calvario.

El rostro casi imberbe del Nazareno se muestra lloroso y surcado por finos regueros de sangre. Como postizos presenta tres lágrimas de cristal, pestañas superiores de pelo natural y corona de espinas tallada separadamente del bloque craneal. Su destino es una devoción particular de la localidad granadina de Huéscar.