En este mes de enero de 2013 la empresa Ars Nova ha ultimado los trabajos en el retablo de Nuestro Padre Jesús de Medinaceli, ubicado en la iglesia gaditana de Santa Cruz. Es un retablo protobarroco, que describe los elementos característicos del manierismo de las primeras décadas del siglo XVII.

Tal y como queda conformado actualmente, y habiendo sido sometido a modificaciones, traslados y diferentes montajes, es un retablo edicular, de único piso y calle. Destaca su hueco central abocinado, en el que se levantaba antiguamente el cuadro de la Virgen de la Antigua, ahora dispuesto en la capilla contigua de San Pedro. Actualmente, este retablo sirve como marco de culto para la imagen de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado, de Medinaceli, realizado en el año 1939 por el imaginero Miguel Láinez Capote.

El retablo está realizado en madera y acabado en su color con refuerzo de elementos dorados al agua y bruñido, configurando un acabo polícromo bicromático: por un lado, el tono acaobado de la madera (de cedro la original), y por otro el dorado de sus elementos singulares.

Los pares de columnas que flanquean el hueco central soportan un falso arquitrabe que se adapta al medio punto. Se abre al centro, a modo de frontón curvo, para mostrar sobre él un ático en el que aparece una imagen de la Virgen Dolorosa titulada Nuestra Señora de la Caridad, óleo sobre lienzo realizado por el pintor gaditano Rafael del Águila Martínez en los años 50 del siglo XX. El ático se remata con un frontón curvo agallonado que sirve de soporte a las ráfagas doradas donde destaca la paloma del Espíritu Santo.

Rematando los pares de columnas aparecen sendos pares de jarras en la cornisa superior. Las columnas, con capiteles dorados y pertenecientes al orden corintio, muestran un esbelto canon y fustes decorados con puntas de diamante, reposando éstas últimas sobre ménsulas agallonadas.

En su estado inicial, este retablo era un ejemplo de cómo los desperfectos estéticos son netamente una causa de alteración, pues sus deficiencias formales determinaban un estado generalizado de degradación del mismo que neutralizaba sus valores históricos, artísticos y de culto.

La presencia de un redorado realizado en oro falso y purpurina, muy sometidos ambos materiales a procesos de oxidación (con un virado cromático tendente a un enverdecimiento generalizado), y de un repinte de color marrón sobre la madera, a la vez que los extendidos depósitos de suciedad grasa y polvo aéreo, determinaban el aspecto de degradación generalizado que mostraba el retablo.

Bajo las anteriores capas de suciedad y productos de alteración, se conservaba subyacente el material sustrato de madera en su color natural, y una capa de dorado al agua.

Dicho dorado se dispone de manera selectiva, dibujando en el retablo un mapa decorativo tendente a resaltar los elementos de talla sobre el fondo generalizado en madera vista.

Una parte muy destacada de la restauración de este retablo consistió en la recuperación de las escenas pictóricas encontradas en la rosca del arco central, así como en los flancos laterales del pedestal de arranque, las cuales aparecían ocultas al iniciarse los trabajos de Ars Nova.

Estas escenas hacen alusión a los misterios del Rosario. Los Gozosos y Dolorosos quedan representados por sus primeras estaciones: la Anunciación (escena muy perdida) en el pedestal en el lado del evangelio, y la Oración en el Huerto en el de la epístola. Los misterios Gloriosos están más explícitamente citados en la rosca del arco: la Resurrección del Señor, Pentecostés (parcialmente perdido), la Coronación de la Virgen (muy perdido), la Asunción de María (representada como una Inmaculada Concepción) y la Ascensión del Señor.

La eliminación del mueble limosnero determinó la recuperación del espacio vertical del hueco central, por lo que han sido descubiertos sendos cuarterones marmorizados que aparecían ocultos al iniciarse la restauración. Asimismo, se han realizado trabajos de reconstrucción arquitectónica para componer dicho espacio.

Por último, la disposición de las nuevas peanas recoloca al Cristo titular en el centro del hueco principal, lo que le hace ganar prestancia potenciando su imagen.

Se trata de una primera peana que Ars Nova ha diseñado a modo del pedestal del retablo y que sirve de base para otra de diseño sencillo, pero barroco, y en la que hemos dispuesto un escudo de la Orden Trinitaria -muy vinculada a la Hermandad de Medinaceli- cincelado en metal plateado.