Con los relieves del Buen Pastor y el Hijo Pródigo se completa el tríptico escultórico que ya preside la nueva Capilla Penitencial del Santuario de Nuestra Señora del Rocío, Patrona de la villa onubense de Almonte. El relieve central, que representa el Bautismo de Cristo, fue presentado en La Hornacina el 24 de agosto de 2009.

La similitud entre el dios romano Hermes, servidor, mensajero y guía, y Jesús mereció la atención de los artistas cristianos y los incitó a retomar el modelo del Hermes crióforo para representar al Cristo Buen Pastor, que conduce el alma del difunto piadoso, simbolizada en el cordero, a la vida eterna. En una plegaría primitiva a los muertos, extraída del Sacramentario Gelasiano, se dice que, liberado de la muerte, absuelto del pecado, reconciliado con el Padre, el hombre muerto gana la vida eterna llevado sobre los hombros del Buen Pastor.

Respecto al Hijo Pródigo, tiene su origen en una parábola recogida en el Evangelio de San Lucas (Lc 15, 11-32), en la que, después del egoísmo y desprecio de la casa paterna por uno de los hijos, el padre, símbolo de Dios, perdona al muchacho arrepentido. Esta iconografía cristiana tuvo como fines mostrar el valor del arrepentimiento, la confesión de la propia culpa y no solo el perdón divino, sino la alegría por la recuperación de un alma perdida, lo que también manifestó rotundamente Dios en la parábola de la oveja pérdida (Lc 15, 7).

Ambas obras, combinando las técnicas del alto, medio y bajorrelieve, han sido talladas en cedro, policromadas al óleo y estofadas en oro. Arteaga ha sido también el autor de las 18 cabezas de querubines que adornan el nuevo traje procesional de la Virgen del Rocío, bordado en oro y sedas por el taller sevillano Santa Bárbara.