Ya se encuentra en Valladolid la imagen mariana realizada por el escultor e imaginero hispalense para la Cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena de Valladolid.

Recordemos que en octubre de 2018 dicha corporación de penitencia propuso la instauración de una advocación mariana en la cofradía. Finalmente, el 31 de marzo de 2019, fue votada en junta general dicha advocación, resultando elegida por los cofrades vallisoletanos la de Nuestra Señora del Sagrario.

En 2020 la cofradía convocó un concurso para la ejecución de la escultura, que debía ser de bulto redondo, si bien dejaba a los autores total libertad para diseñar el acabado de la obra, siempre que se garantizase su conservación y que encajase en la estética del resto de sus imágenes.

Una vez cerrado el concurso, los miembros del jurado multidisciplinar elegido por la cofradía vallisoletana de la Sagrada Cena valoraron las propuestas que llegaron de imagineros de toda España para poder elegir la imagen. Finalmente, el ganador fue Navarro Arteaga, cuyo soberbio boceto y la documentación aportada por el artista sevillano, convenció a los cofrades asistentes en junta general celebrada el 13 de junio de 2021.

Como les informamos, la Virgen del Sagrario muestra a María como sagrario primario y supremo de Cristo. Dentro del ciclo pasionista, representa el momento de aceptar la partida del Hijo tras la Última Cena. El conjunto revela, por tanto, el marcado carácter eucarístico de la corporación vallisoletana.

Su composición mayestática nos muestra la solemnidad de la Virgen María como madre de Cristo, señalando con la mano izquierda su vientre, epicentro de la venida del Salvador y tabernáculo que alojó por primera vez el cuerpo de Jesús. En ese gesto, destaca la extensión de los dedos pulgar, índice y corazón, indicando alegóricamente que la Santísima Trinidad habita en su interior. Su mano derecha se extiende hacia adelante en un gesto cariñoso, grácil, despidiéndose de su Hijo, quien parte a su pasión redentora, a la vez que la ofrece al resto de la humanidad, invitando a tomarla, acogerla y venerarla.

Navarro Arteaga se inspira en la corriente de renovación artística calificada como Modernismo o Art Nouveau, que se desarrolló a principios del siglo XX. Esta es la fuente de inspiración de la que parte para que, al unísono, se equilibre con los estilos de las imágenes del escultor Juan Guraya Urrutia ya existentes de la cofradía.

La imagen, de tamaño natural (185 cm), cuenta con un cuidadoso modelado y tallado de los ropajes. La corona, tallada bajo un proyecto de otro andaluz, el diseñador Javier Sánchez de los Reyes, sigue la estética modernista del resto del conjunto de la imagen. Se sale de lo recurrente al estar articulada en forma de tiara.

Tanto la corona como el resto de la imagen muestran una especial simbología sobre la Pasión y Muerte de Cristo, con atributos como las rosas, la libélula o la propia corona de espinas.