José María Ayala Benítez acaba de desvelar la última obra que ha culminado. Se trata de una efigie mariana llamada Mater Amoris et Doloris. Es una imagen de candelero de tamaño natural cuyo destino será la localidad de Laterza (Italia). Para la hechura de esta obra se ha buscado, en palabras del propio autor, la dulzura y la belleza idealizada, utilizando una policromía nacarada para acentuar la divinidad de la Virgen.

Esta dolorosa del joven artista sevillano conjuga detalles de los modelos andaluces e italianos de los siglos XVIII y XIX. Posee dos juegos de manos, uno de ellos las muestra unidas por las palmas en señal de súplica y el otro abiertas sobre el pecho en actitud de enjugar su llanto. El uso de artificios como las pestañas postizas o las lágrimas de cristal responden a la demanda de los fieles que buscan la humanidad del icono sagrado.