NUEVA OBRA DE JAIME BABÍO PARA LEÓN
Con información de Rafael Serra, David Arias Álvarez y Jesús Abades (24/03/2011)
Nuestro Padre Jesús de la Esperanza Cautivo ante Anás es el título de la nueva obra sacra del reconocido escultor e imaginero sevillano Jaime Babío Núñez, labrada para la Sacramental y Penitencial Cofradía de Nuestro Padre Jesús Sacramentado y María Santísima de la Piedad, Amparo de los Leoneses. La talla se realizó previamente en barro para después trasladarse a madera de cedro real, posteriormente estucada y policromada al oleo. Para su ejecución, Babío ha tomado apuntes del natural, de volúmenes naturales, para después idealizarla con el fin de dotarle del halo de divinidad que requiere toda imagen devocional. Presentada y bendecida el pasado 19 de marzo, en el maravilloso marco de la Catedral de León, mide 178 centímetros de altura. Como el propio título de la obra indica, representa la comparecencia de Jesús ante el sumo sacerdote Anás tras su prendimiento en Getsemaní, narrada por San Juan en su evangelio (Jn 18, 13). Dicha iconografía supone el preludio de la aplicación, por parte de Cristo, de los textos mesiánicos -descritos, entre otros, por el profeta Daniel-, declarándose Mesías e Hijo de Dios. El reino mesiánico de Jesús va a empezar con la Crucifixión. Es el advenimiento (parusía) por la fe y el amor, que precede al del Juicio Final. Silencioso y abstraído, una vez recibido el poder salvífico del Padre y aceptada su inmolación y su obediencia tras la agonía en el Huerto de los Olivos -visible en su derrotado rostro y el sudor de sangre que lo recorre-, el Redentor de los cristianos aparece maniatado y vestido ya con la túnica blanca, lo que anticipa también su comparecencia ante Herodes, en la que fue revestido con túnica blanca para mofa de su divina realeza. El autor ha querido reflejar de una forma muy fiel el momento exacto en el que un sirviente de la casa de Anás golpea su cara. Según los últimos estudios, parece que habría empleado una estaca de madera usada para enrollar los pergaminos. Observamos, por tanto, el reflejo del golpe en la mejilla y la nariz. Es un momento de tensión contenida, de resignación y firmeza. Su mirada y la crispación del cuello son un claro reflejo de ello. De sus ojos están a punto de brotar lágrimas, pero la contención del Señor impide que se derramen. La imagen formará parte de un futuro paso de misterio que se compondrá de otras cuatro imágenes de vestir y serán realizadas también por Jaime Babío. Las prendas del Cristo han sido confeccionadas por Mariano Martín Santonja, y las potencias con las que se exorna son del taller de Hijo de Luis Jiménez. |
www.lahornacina.com