RESTAURACIONES EN LA COLECCIÓN DEL MUSEO DE MONTSERRAT

17/06/2024


 

 

Dentro del acervo escultórico del Museo de Montserrat ha sido restaurada una escultura de Cristo crucificado, conocida, por su procedencia, como Cristo de Renania.

La talla llegó a Montserrat en 1990 gracias a la donación del arquitecto Xavier Busquets. Hasta el año 2022 se encontraba en la portería del monasterio. Después de su restauración, ha sido instalado en la sección de arte antiguo del Museu. La vitrina ha sido costeada con las aportaciones del Círculo de Amigos del Museo de Montserrat.

Cristo en la cruz es el tema iconográfico central del arte cristiano. Es una imagen que no solo representa el sacrificio de Jesús, sino que es el emblema de la redención y salvación de toda la humanidad.

El Cristo de Renania se ajusta, en términos generales, a la iconografía del gótico renano, estilo desarrollado en el siglo XV en los territorios de Renania, Alsacia y Lorena.

La imagen presenta los caracteres propios del estilo, de ahí la gruesa corona de espinas; la cabeza reclinada sobre el hombro derecho; el tronco vertical y alargado, en forma fusiforme; las extremidades también muy alargadas, con los brazos en alto -en forma de uve- y las piernas superpuestas, y la sangre, que mancha todo el cuerpo, brotando de las heridas provocadas por la corona y los clavos de manos y pies.

 

 

Ecce Homo ("Aquí tenéis al hombre") son las palabras que pronunció Poncio Pilato al entregar a Jesús después de su flagelación, apareciendo vestido con el manto de color púrpura y la corona de espinas que le fueron colocados por sus verdugos como burla tras el tormento infligido, según narra Juan en su evangelio (Jn 19, 5).

La obra pictórica que nos ocupa se corresponde con dicho pasaje, integrado dentro del ciclo pasionista de Cristo. La iconografía es la habitual, con un Jesús que acaba de ser torturado por los romanos y, antes de ser entregado a las autoridades judías, muestra ya en su rostro y cuerpo los primeros signos físicos y morales de su Pasión.

Esta pieza del pintor italiano Bartolomeo Manfredi (1582-1622), discípulo de Caravaggio -cuyo estilo naturalista y tenebrista siguió fielmente a lo largo de toda su trayectoria-, fue adquirida en Roma por encargo de Antoni Maria Marcet i Poal (1878-1946), abad del monasterio de Montserrat. Su restauración ha contado con una subvención del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya.

 

 

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