La última obra de la pintora hispalense, realizada al óleo sobre tabla, es un retrato del Beato Tirso de Jesús María (nacido Gregorio Sánchez Sancho en la villa salmantina de Valdecarros, en 1899, y fusilado en la ciudad de Toledo, en 1936), perteneciente a la orden de los Carmelitas Descalzos (OCD).

Para la autora ha sido todo un desafío lograr un retrato fiel del religioso, beatificado en el año 2007, debido a los escasos testimonios fotográficos que se conservan del mismo; todos ellos en blanco y negro y de pequeño formato, quedando en la mano de la artista el resto de la anatomía y el añadido del color.

Aparece sentado en un sillón frailero, vestido con el hábito carmelita, mirando al espectador y portando en la mano izquierda la carta que escribió a sus padres antes del martirio. En alusión a su afición a la poesía se ha pintado a la izquierda una mesa con hojas sueltas y un tintero con pluma, además de un crucifijo.

Conviene señalar que la tipografía de la impresionante misiva es la misma que la del retratado, así como la inscripción de su última voluntad, situada en la parte inferior del cuadro, incluida su firma.

La autoría del cuadro se encuentra certificada por la firma de Beatriz Barrientos Bueno en el margen lateral derecho de la composición, en tono tierra siena para integrarla cromáticamente con el conjunto general del retrato. Ha sido pintado para el Convento de Carmelitas Descalzos de Toledo y sus medidas son 116 x 89 cm.