NUEVAS TALLAS DE ANTONIO BERNAL REDONDO PARA CABRA (CÓRDOBA)

14/03/2010

Hoy han sido bendecidas en la Parroquia de San Francisco y San Rodrigo de la localidad cordobesa de Cabra el segundo y último grupo de figuras del nuevo misterio que el escultor e imaginero Antonio Bernal Redondo ha labrado para la Cofradía del Sagrado Descendimiento, compuesto por María Santísima del Desconsuelo y Lágrimas, Santa María Magdalena, Santa María Salomé y Santa María Cleofás, todas ellas imágenes de vestir.

El conjunto escultórico, cuya primera fase les presentamos el 30 de Noviembre de 2008, queda configurado sobre su paso procesional de la siguiente forma: Cristo, con la advocación de las Almas, es descendido del madero por los Santos Varones y San Juan Evangelista, siendo recogido el cadáver por María Magdalena. La Virgen aparece en la delantera, sentada sobre rugosa peana y de cara al espectador, siendo atendida por María Salomé y María Cleofás.

Al igual que el resto, estas cuatro nuevas tallas son de madera de cedro policromada al óleo. La Dolorosa queda desfallecida por el dolor, casi desmayada sobre el regazo de María Cleofás, de ahí sus lívidas carnaciones, su mirada desvaída y su intensa expresión de angustia. María Salomé aparece a su lado, arrodillada, prodigándole en vano su consuelo y sosteniendo entre sus manos un lienzo que servirá para amortajar a Jesús.

Menos pálida que las anteriores es María Cleofás, cuyo espeso y ondulado cabello recogido queda parcialmente al descubierto, si bien se muestra también rota por el dolor abrazando a María. Respecto a María Magdalena, por su función en la escena, se aparta estilísticamente de las otras al estar agachada sobre el cuerpo inerte del Maestro, con la sinuosa melena derramada sobre los hombros y el rictus dolorido pero concentrado en la acción.

Pulsando en el icono que encabeza la noticia, podrán ver una amplia galería fotográfica de las piezas -en algunas de ellas aparecen instaladas en el trono- que demuestran, una vez más, el exquisito trabajo del artista cordobés, así como su rechazo a las jerarquías de calidad según la importancia del personaje representado, ofreciendo en las mal llamadas "figuras secundarias" procesionales unos resultados tanto o más acertados que en las imágenes titulares.

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