Se trata de una pareja de ángeles sedentes para la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Quinta Angustia y Santo Entierro, con sede en la parroquia antequerana del Carmen.

Realizados en madera de cedro real policromados al óleo, miden 63 cm de altura, y poseen pestañas de pelo natural en los párpados superiores y una lágrima de cristal en cada mejilla. Procesionaron por primera vez el pasado Viernes Santo por las calles antequeranas, en el trono de la imagen mariana de la mencionada cofradía; situándose en la parte posterior de las andas, a media altura del manto.

Uno de los dos ángeles tiene los cabellos rubios, en alusión al famoso altar mayor de la sede canónica de dicha cofradía; en el cual existen multitud de angelitos, la mitad morenos y la otra mitad rubios.