Esta imagen de San Juan Evangelista ha sido realizada en madera tallada y policromada al óleo para vestir, a tamaño natural (mide 180 cm de altura). Muestra las manos unidas por las palmas, en actitud orante, detalle novedoso que el escultor e imaginero cordobés Martín Boillo introduce en la iconografía del santo.

La escena representada es la del Duelo o los momentos en los que Juan acompaña a la Virgen tras la muerte del Maestro. De hecho, como decía el presbítero Moreno Cebada en sus predicaciones, la inocencia del alma del apóstol hizo que fuera el discípulo amado tanto de Jesús como de su Madre, a la que siempre trataba con profunda reverencia, procuraba acompañarla cuando le era posible, y daba cuenta de las obras y milagros que efectuaba el Salvador cuando no estaba presente la Señora. No podía Juan, por tanto, faltar en primer plano a la comitiva fúnebre de Cristo, compartiendo penas con María y ofreciéndole el mayor de los consuelos.

Otros rasgos que Martín Boillo incluye son el giro del torso, piernas y brazos para dar mayor dramatismo a la figura, y un rostro sumamente expresionista de aspecto no tan juvenil, como tampoco es lo acostumbrado en la iconografía. El atuendo que luce ha sido confeccionado por María Cristina García Mora (Pekenusos).