Se trata de un retrato modelado en terracota patinada por el artista hispalense Borja Peña Barranco, seguidor confeso de Benlliure, Marinas, Clará y otros grandes referentes de la escultura española del pasado siglo XX. La obra mide 52 centímetros de altura y ha sido colocada sobre una peana labrada en mármol negro.

Finalizada el pasado mes de agosto, lleva por título Teresa y ha sido encargada por un particular de Sevilla para recordar a una persona fallecida hace escaso tiempo. Las facciones de la difunta aparecen recreadas con gesto afable y encomiable veracidad para dejar constancia en el futuro de su carácter y fisonomía.

Labrada hasta los hombros y el nacimiento del pecho, al modo de los bustos romanos, el autor deja el resto de la escultura con las huellas de los instrumentos utilizados en su ejecución, e incluso de sus propias manos, recordando los "inacabados" al estilo romántico, frecuentes en este tipo de piezas realizadas en barro.