El joven artista acaba de restaurar una talla anónima, cuya advocación es Santa María la Blanca. Mide 53 cm de altura y se encuentra realizada en madera de pino. Se trata de la típica obra mariana para vestir de origen levantino que tanto proliferó durante los siglos XIX y XX (especialmente en el tránsito de una a otra centuria), basándose la mayoría de estos simulacros en modelos creados por prestigiosos artistas del XVIII, caso de los Vergara.

La Señora, que recibe culto privado en el antiguo Barrio de San Rafael (Distrito Centro) de la ciudad de Málaga, se encuentra de pie, con la testa ligeramente ladeada y el pelo recogido en un moño bajo. Posee ojos de cristal y gran belleza serena en su rostro, con la mirada baja mientras sonríe con melancolía al Divino Infante (en alusión a la Profecía de Simeón que la asocia al doloroso destino del Hijo), al cual sostiene en su lado izquierdo.

Las labores de restauración efectuadas por Sebastián Montes Carpio, natural de Villa del Río (Córdoba), han consistido en la reparación de las fisuras que presentaba la figura, y el ajuste de las líneas de unión de piezas y ensambles de la madera. También se ha procedido a sustituir el primitivo maniquí por un nuevo candelero.