Se trata de dos imágenes de la Virgen Dolorosa para vestir, labradas en terracota policromada con candelero de madera. Son de tamaño inferior del natural y, por sus características, propias de la devoción particular.

Una de ellas, realizada para la colección de Manuel Cebrián Grande en Córdoba, lleva por advocación Nuestra Señora de la Concepción. Es obra de rostro sereno y callado que recuerda modelos protobarrocos. Posee los ojos almendrados y el mentón prominente. Mide 60 cm de altura.

La otra, titulada Nuestra Señora de la Presentación, tiene como destino una colección privada del municipio cordobés de Carcabuey. Su expresión es más dramática y crispada que la anterior, manifestándose también el acentuado pesar en el mayor número de lágrimas de cristal. Mide 65 cm de altura.

Ambas tallas poseen mirada frontal, cejas finas, encendidas carnaciones, pestañas superiores de pelo natural y manos de movidos dedos para sujetar atributos como el pañuelo, el rosario o la corona de espinas.