La última obra del pintor murciano es un óleo sobre lienzo de la Virgen del Rosario, patrona de Cádiz, que fue presentada el pasado 19 de mayo en el convento gaditano de Nuestra Señora del Rosario y Santo Domingo, frente al camarín donde recibe culto la venerada imagen mariana que realizó el escultor e imaginero sevillano José Fernández-Andes en 1943, conservando el juego de manos y la pequeña efigie del Niño Jesús de la talla de finales del XVI que fue destruida en 1931.

Como hiciera ya Miguel Cabrera, el célebre pintor mexicano, cuya obra Andrés Carrasco nunca ha perdido de vista, se ha tomado como principal referente para la composición de esta pintura el grabado de la patrona del año 1749. Partiendo del citado grabado, y empleando su personal lenguaje pictórico, el autor ha llevado a cabo un "verdadero retrato" de la Virgen del Rosario de una manera fiel a su fisonomía, tomando algunas licencias a la hora de ataviarla, vistiéndola con tejidos de moaré y enjoyandola al estilo del siglo XVII.

Rematan la parte inferior del cuadro unas varas de rosal, alusión directa a su elemento iconográfico principal: el santo rosario. Dos ángeles acompañan a la Virgen con dicho atributo y una filacteria que enuncia los dos elementos que enmarcan la composición: hermosa como la luna y refulgente como el sol (Cantar de los Cantares).

En el cristianismo María es la luna, el astro que refleja la luz del sol, este último identificado con Dios. Así, con todo el afecto que le despierta esta advocación, Andrés Carrasco ha presentado a la Virgen del Rosario de manera frontal, sobre un altar en disposición de encontrarse con los fieles.