Se trata de una imagen de la Virgen Dolorosa, cuyas partes visibles al espectador -cabeza, manos y pies- han sido realizadas en barro cocido, mientras que la estructura interna que se halla cubierta por los ropajes inmaculistas -candelero y brazos articulados- es de madera. Mide 72 cm de altura y cuenta con policromía al óleo, llevando también ojos de cristal y pestañas superiores de pelo natural en su mascarilla.

Esta escultura de Abraham Ceada Santana representa el agónico momento en que María visualiza la muerte de su Hijo en la Cruz. La mirada desconsolada de la Madre, junto a la expresión corporal de la misma -de pie, con ambos brazos abiertos y el semblante elevado al cielo-, refuerza el desgarrador sentimiento de dolor. Bajo sus pies, calzados con sandalias hebreas, vemos un suelo bicolor con bellos motivos geométricos. La carpintería de la peana ha sido llevada a cabo por el onubense Andrés Cantero.

La imagen se exhibe actualmente en la cafetería malagueña Puerta Oscura, en la muestra Nuevos creadores de la escultura sacra, si bien salvo dos de los cinco artistas participantes -Ángel Sarmiento y Francisco Selfa, cuya obra fue presentada en primicia en La Hornacina en 2019 por Manolo Gómez (ver enlace)-, los demás -Juan Bautista Jiménez, Abraham Ceada y sobre todo López del Espino- poseen años de reconocida trayectoria.