NUEVAS OBRAS DE JESÚS CEPEDA

27/03/2025


 

Nota de La Hornacina: noticia ampliada el 30 de Marzo de 2025.

 

 
 
 
 
 
 

 

Sayón

Primera figura para el misterio procesional de la Hermandad de Jesús Salvador de los hombres en su Coronación de Espinas y Nuestra Seńora de la Visitación (Elche, Alicante). La imagen cristífera, una de las obras más populares del artista sevillano Darío Fernández, fue galardonada en 2019 con el XIII Premio La Hornacina.

Desde el siglo XIV la iconografía de la coronación de espinas se enriquece con la presencia de soldados y sayones burlones como el que nos ocupa -una figura de tamaño natural, tallada en madera de cedro y policromada al óleo-, con gestos propios de la mímica desarrollada en los misterios de la Pasión. En los siglos posteriores se acentúan las expresiones de crueldad para asegurarse el sentimiento de compasión del espectador hacia Cristo.

Así como las espinas son consideradas símbolos de esterilidad, la caña con la que este sayón encaja brutalmente la corona -provocando desgarros en la piel de Jesús y regueros de sangre que resbalan por su rostro-, alude a la fragilidad y la vanidad del hombre. Ambos atributos pasionistas se enlazan con el sacrificio del salvador para expiar los vicios de la humanidad.

 

 
 
 
 
 
 
 
 

 

Cristo crucificado

Destinado a procesionar en el paso Gólgota de la Cofradía de la Pasión (Bilbao). Esta obra de imponente realismo y profunda espiritualidad, concebida para la devoción y la procesión, no solo honra la tradición artística y religiosa, sino que también invita al recogimiento y la contemplación, permitiendo a los fieles acercarse, a través del arte, al misterio de la Pasión de Jesús.

Tallada en madera de cedro real y policromada al óleo, hablamos de una pieza de tamaño natural que se inscribe dentro de la tradición barroca, con una clara influencia de la Escuela genovesa de escultura, visible tanto en su meticulosa policromía como en la armoniosa cadencia de su pose.

El escultor e imaginero sevillano ha capturado con maestría el instante preciso de la muerte dulce del redentor, ese momento en que la agonía del martirio se transforma en un gesto de serena entrega. El cuerpo, trabajado con gran detalle anatómico, refleja la tensión del sacrificio sin perder la elegancia clásica que caracteriza la escultura sacra barroca.

La riqueza cromática, aplicada con sutiles veladuras al óleo, acentúa la naturalidad de la piel y los contrastes lumínicos, dotando a la figura de una vibrante sensación de vida y trascendencia.

 

Fotos: Jorge Cabrera

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com