Busto de Ecce Homo a tamaño natural para una colección particular de Granada. Ha sido realizado por el escultor e imaginero cordobés en barro cocido y policromado, con pestañas superiores de pelo natural, lágrimas de cristal, corona de espinas superpuesta y soga trenzada al cuello, entre otros medios que dotan a la escultura de la naturalidad y el carácter propios de la imaginería española.

El autor reinterpreta los modelos establecidos en los siglos XVI y XVII para llevar al espectador de hoy en día sus propósitos: que la figura de Cristo empatice con quien lo contempla a través de una presencia que casi parezca real, lo que se busca en este caso no solo a través de una buena simulación anatómica y el uso de los referidos artificios, sino también mediante un derrumbe emocional que mueva aún más a la compasión.