Imagen del Santísimo Cristo del Gran Amor en su Expiración, tallada en madera de cedro real para una futura hermandad almeriense que estará dedicada fundamentalmente a las obras de caridad. La obra será presentada hoy en Huelva, a las 12:30 horas, en la Casa Colón, donde estará expuesta hasta el próximo sábado.

Como su propio nombre indica, es un Crucificado expirante de cuatro clavos, colgado de un madero de sección cuadriforme e irregular con los brazos muy abiertos, horadadas las manos por sus palmas. Dibuja una suave curvatura hacia el lado derecho, aunque por estar representado en el momento inmediatamente anterior a la muerte se mantiene rígido, con el tórax henchido, la cabeza inclinada hacia atrás y el rostro con los labios abiertos y la mirada elevada, expresando sus últimos instantes de agonía.

Son numerosos los detalles naturalistas que recoge el escultor onubense en esta figura de tamaño natural (mide 185 cm de altura), caso del rictus de dolor con los ojos hinchados y llorosos, la cabellera trabajada mediante serpenteantes mechas cayendo sobre los hombros y la barba rematada en dos puntas.

El estudio anatómico resulta interesante, remarcando el autor músculos y huesos en un cuerpo cuyo dramatismo queda acentuado con los múltiples desgarros sanguinolentos que podemos ver especialmente en la frente, espalda, hombro izquierdo y rodillas. Posee ojos de cristal (uno de ellos manchado por una vía de sangre) y corona de espinas tallada separadamente de la pieza. El paño de pureza, anudado en el costado derecho, es de formas complicadas y dinámicas, combinando los pliegues aristados con los achaflanados.