La última creación fotográfica del artista onubense lleva por título 1280. Aparición en Las Rocinas. Ello alude tanto a la fecha fundacional -aproximada- de la primitiva ermita dedicada a la Virgen del Rocío por Alfonso X dentro su cazadero real -en los llamados por entonces Bosques de Las Rocinas, título con el que sería conocida esta popular devoción mariana de Almonte (Huelva)-, como a la leyenda recogida en la regla de la Hermandad Matriz del año 1758, que habla del hallazgo de la imagen por un cazador en el paraje.

La instantánea reproduce con detalle el paisaje de la invención. Observamos la espesura del lugar con flora autóctona, un lugar lleno de maleza y espinas que rodean el tronco del árbol centenario donde cuentan se alzaba la imagen, que por aquel entonces era de talla. Para ello se ha utilizado un viejo alcornoque de una finca de Rociana del Condado, localidad natal de Elías Rodríguez Picón, quien ha labrado además una escultura mariana -a diferencia del original, en terracota policromada-, siguiendo las descripciones artísticas de Morgado y Martínez acerca de la impronta gótica de la patrona almonteña -muy cercana a la sevillana Virgen de la Hiniesta, perdida en 1936-; si bien el rostro de la Señora -fruto, según Carrasco Terriza y González Gómez (ver enlace), de una posterior remodelación en el periodo renacentista- es prácticamente el que vemos actualmente, con lo cual el público vinculado con la efigie no pierde del todo su identificación con la misma.

La presencia de dos hembras de galgo, una de ellas preñada, hace referencia a los perros de caza mencionados en la leyenda, los cuales alertaron al cazador, que en esta obra aparece arrodillado y estupefacto ante la visión; ataviado según la época, con el arma aún en la mano y el faisán y la perdiz capturados al cinto.

Por último comentar que la imagen modelada por Rodríguez Picón lleva pintada "nostra senhora de los remedios" en la parte baja de la trasera derecha del manto, plasmando así la inscripción latina "Nuestra Señora de los Remedios" -supuesto título primitivo del simulacro- que lleva en su espalda según la mencionada regla. La figura mide 85 cm hasta los hombros, tal y como afirma Morgado. Con la cabeza alcanza los 116 cm, ya que hoy en día la altura de la Virgen es de 156 cm y el autor ha querido prescindir de todo suplemento posterior.