Se trata de dos imágenes de ángeles llorosos, del tipo pasionario, que miden 70 cm de altura y están modeladas en terracota policromada para el culto particular. Estas obras se inspiran en la morfología, rasgos y ademanes de los llamados putti, unas figuras infantiles aladas que representan seres angélicos, propios de las representaciones del Renacimiento y del Barroco italiano sobre el tema, cuya seña de identidad suelen ser las formas marcadamente redondeadas, emulando desnudos rollizos.

Las encarnaduras han sido aplicadas al óleo con frescores acentuados por los artistas andujareños, siendo los estofados en alas y paños llevados a cabo mediante la técnica tradicional del dorado al agua sobre bol, con láminas de pan de oro fino y bruñido con piedra de ágata, estando el esgrafiado realizado sobre temple al huevo. Las expresiones, como representación de ángeles llorosos o pasionarios, se completan con la colocación de pequeños postizos como lágrimas de cristal.

Al estar muy vinculados sus propietarios con la parroquia madrileña de San Ginés, los ángeles formaron parte del altar de cultos que el pasado Viernes de Dolores se instaló en la capilla de la Virgen de las Angustias del mencionado templo, lugar donde recibe culto el Cristo de la Salud, una espléndida talla que representa la iconografía de Jesús caído con la cruz al hombro y fue tallada en el año 1698 por el arquitecto y escultor napolitano Nicola Fumo por encargo del Marqués de Mejorada.