Se trata de un Crucificado cuya advocación es Santísimo Cristo de la Luz, obra de tamaño natural tallada en cedro real, con cruz arbórea labrada en pino chileno. Ha sido encargado por el sacerdote don Ramón García Gómez para su devoción. En la actualidad se halla expuesta en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol de Espinardo (Murcia), donde este sacerdote ostenta el cargo de Párroco y Arcipreste de zona.

Aunque la imagen del escultor sevillano tiene un marcado personalismo andaluz, ha tenido gran aceptación tanto entre los críticos de arte murcianos como en toda la feligresía, sobre todo porque en la Región de Murcia suele apreciarse mucho la escultura religiosa de índole procesional y barroca. Representa a Cristo vivo y agonizante, clavado al madero por tres gruesas puntas de remate piramidal.

Sin ser una pieza netamente barroca, recuerda mucho los rasgos clasicistas de los cristos mediterráneos anteriores a Francisco Salzillo, más cercanos al clasicismo grecorromano. Su naturalismo quita dramatismo a la escena y dota a la imagen de una espiritualidad y belleza propias del neoclásico, al tiempo que sigue inspirando dulzura, misericordia, compasión y devoción popular, muy del gusto del territorio de Murcia y Cartagena.