Una de las últimas obras realizadas por el escultor e imaginero gaditano Luis González Rey es esta efigie de Cristo Resucitado, a tamaño natural, para el Consejo de Hermandades de la localidad gaditana de Conil.

Se trata de una talla labrada en madera de cedro con ojos de cristal y policromía al óleo. Pertenece a la segunda etapa artística del autor, iniciada con el Crucificado de las Siete Palabras (2007) para la hermandad de penitencia gaditana del mismo nombre, en la que se adentra en postulados más clásicos, dejando de lado los neobarrocos, y se preocupa en reflejar un gran realismo y el más perfecto estudio anatómico en sus obras.

Llevado por ese gusto por el academicismo, muy extendido en la capital gaditana durante su etapa de mayor esplendor, el artista toma detalles de esculturas como el Apolo de Belvedere, o las reinterpretaciones que de la misma hicieron artistas neoclásicos como Antonio Canova, para componer un Varón que sale del sepulcro sin estridencias, extendiendo el brazo izquierdo el espectador y levantando delicadamente con la mano derecha su mortaja, cuyos pliegues delatan el acusado claroscuro propio del arte helenístico.

Si pulsan la imagen del Cristo Resucitado que da paso a la noticia, tendrán acceso a más fotografías de mismo; una pieza que muestra un expresivo semblante y, como suele ser típico en esta iconografía, total ausencia de huellas del martirio en sus carnes a excepción de las cinco llagas causadas en el tormento de la Crucifixión.