NUEVA OBRA DE GUADALUPE DE GUZMÁN
20/04/2020
Un reciente viaje a Tierra Santa animó a Guadalupe de Guzmán Molina a afrontar un tipo de imagen sacra que nunca había realizado hasta la fecha: un busto de Cristo. La artista sevillana lo ha representado dentro del ciclo pasionista de Jesús, en el dramático momento posterior a la Coronación de Espinas. En la estela del famoso lienzo de Guido Reni, tantas veces tratado por el pintor italiano y su taller y por artistas posteriores que lo convirtieron en un referente, Cristo aparece como vencedor y víctima a la vez, los ojos vueltos hacia lo alto y los labios entreabiertos, inclinada la cabeza bajo el peso de la corona de espinas, que en este caso la autora concibe como un capacete que cubre toda la nuca, cómo al parecer la llevaría realmente. La escultora ha modelado esta pieza en terracota a un tamaño ligeramente inferior del natural, policromándola al óleo con acabados al pulimento e insertando ojos de cristal y pestañas de pelo natural en el rostro. Detalles como el fragmento de la clámide que enmarca la mitad inferior del pecho y las llagas que horadan sus carnes revelan el escarnio que sufrió Jesús una vez golpeado y fustigado en la columna. Con este estudio a título personal Guzmán capta la sabia síntesis de dolor y dulzura que plasmó el maestro Reni a través de unas creaciones destinadas a la meditación personal sobre la Pasión de Cristo en un ámbito de devoción privada, haciendo de ellas una de sus más felices y rentables iconografías de toda su trayectoria. |
FUENTES AA.VV. (dirección de COLOMER, José Luis y SERRA DESFILIS, Amadeo), España y Bolonia. Siete siglos de relaciones artísticas y culturales, 2006, Madrid, Centro de Estudios Europa Hispánica, 2006, p. 231. |
Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.
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