NUEVA OBRA DE JOSÉ HERNÁNDEZ NAVARRO

Antonio Zambudio Moreno (13/04/2013)


 

Galería de Fotos

 

En marzo de 2009 la cofradía murciana del Santísimo Cristo de la Caridad procedió a sustituir el antiguo paso del misterio de la Coronación de Espinas, que tantas críticas había suscitado por su baja entidad artística, por un nuevo grupo del prestigioso escultor José Antonio Hernández Navarro.

En su momento, procedimos a presentar en La Hornacina dicha escena, compuesta por el apolíneo y bello Ecce Homo y dos esbirros; uno que procedía a coronarlo de espinas y otro que, con gesto burlesco y posicionamiento atrevido, dirigía su aspaviento satírico al público señalando al redentor en clara actitud vejatoria. El conjunto estaba sabiamente compuesto y estudiado, originando claros puntos de referencia en lo que se refiere a las distintas actitudes y gestos protagonizados por cada uno de los personajes que lo configuran; si bien, y como se advirtió en su momento, faltaba por completarlo con otra figura secundaria, la de un centurión romano.

Por distintas vicisitudes la talla no ha podido incorporarse hasta pasados cuatro años, y a pesar de poseer el referido carácter secundario, no podemos más que admirarnos ante la perfección técnica de su acabado y, sobre todo, por su más que logrado naturalismo, especialmente en lo que respecta a su expresión facial; todo un logro en cuanto a la obtención del precepto realista en la escultura.

La obra, presentada al público el pasado 15 de marzo y que procesionó el Sábado de Pasión día 23 de dicho mes, completó de forma definitiva un paso que, con dicha incorporación, es bajo mi criterio uno de los más interesantes que Hernández Navarro ha labrado para la Semana Santa de Murcia. Faltaba llenar ese vacío, ese espacio que sobre el trono quedaba huérfano y que denotaba la falta de otra imagen más para conseguir la plena armonización del conjunto, y a fe que dicha cuestión ha quedado de sobra cumplida.

La imagen es de talla completa, aspecto en el que más cómodo se mueve este escultor; incluso él mismo, en repetidas ocasiones, siempre ha manifestado su preferencia por las imágenes de vestir. En ellas Hernández Navarro se siente más suelto y libre, donde da realmente cancha a su indudable maestría con la gubia y se siente plenamente realizado en el tallado completo.

Imagen alejada de toda convención acicalada, tiende como es norma en este imaginero a expresar la sobriedad de un representante del poder civil y político que era el Imperio Romano en la Judea ocupada. Pero a pesar de ello, podemos considerar, si observamos su rostro, que posee matices piadosos, expresando en sus ojos cierta incomprensión ante el castigo que Cristo estaba recibiendo. La introspección psicológica de esta figura es enorme si uno se fija detenidamente en su gesto, meditabundo y aturdido ante los hechos acaecidos.

Es una figura que contrasta plenamente con la brutalidad y sadismo de los otros dos esbirros, mostrando cierta empatía con la figura de Jesús en una clara búsqueda del equilibrio entre el bien y el mal que el misterio ofrece. Las dos caras del hombre quedan reflejadas en esas cuatro figuras que componen, como antes decía, un grupo que queda completo, compensado y estructurado. Sin duda, la labor de la Cofradía de la Caridad, con su presidente Antonio José García Romero a la cabeza, ha sido, en este año de su 20 aniversario, de una gran brillantez por muchas razones; entre ellas, el fantástico acabado de la escena de la Coronación de Espinas.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de la obra a través del icono que encabeza la noticia.

 

Volver          Principal

www.lahornacina.com