Se trata de una efigie procesional que ha sido tallada como titular cristífero para la Hermandad del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza de Madrid, con sede en el real templo parroquial de San Andrés Apóstol. Fue bendecida el pasado 16 de septiembre en la catedral madrileña de la Almudena, previa presentación una semana antes en la Capilla de los Marineros del barrio sevillano de Triana.

Dicha obra ha sido realizada por el escultor e imaginero sevillano en madera de cedro, anatomizada en su totalidad a excepción de los brazos articulados, y policromada mediante veladuras de pigmentos al aceite, buscando las transparencias de los tonos aplicados sobre la escultura. Con todo ello Labrador ha buscado resaltar su modelado y favorecer los tonos trigueños definitivos.

La imagen también lleva ojos artesanales de cristal, realizados mediante la técnica del vidrio soplado. Su altura, exceptuando la peana tallada sobre la que se asienta, es de 128 cm. La cruz que carga ha sido también tallada por Labrador, empleando en este caso madera de pino, y policromada igualmente al óleo.

Esta talla representa a Cristo caído en su caminar hacia el monte Calvario. La cruz, de sección cilíndrica y arbórea, es portada sobre el hombro izquierdo. La mano izquierda abraza el travesaño del madero, mientras que la derecha se apoya sobre el rugoso risco que simula la talla de la peana. Este detalle, unido a la extenuada expresión del rostro, muestra un decidido afán por incorporarse y continuar con su penosa andadura.

Aunque la imagen copia la silueta del cristo trianero -de hecho, la joven corporación madrileña sigue el espíritu de la popular Hermandad de la Esperanza de Triana-, por lo demás pertenece exclusivamente al sello artístico de Antonio Labrador, quien también será el encargado de realizar la dolorosa de la Esperanza de Madrid.