RETABLO CERÁMICO DE LUIS MANUEL LÓPEZ HERNÁNDEZ PARA MORÓN DE LA FRONTERA

Con información de José Manuel Barranca (09/03/2020)


 

 

El pasado sábado 8 de marzo se inauguró y bendijo un retablo cerámico vidriado en honor del Nazareno de la Fuensanta, imagen del escultor Antonio Castillo Lastrucci muy venerada en Morón de la Frontera (Sevilla), cuya antigua cofradía procesiona cada Madrugada del Viernes Santo por las calles de la localidad.

En pleno casco histórico, en la calle de San Miguel, con la famosa torre del templo parroquial -obra del célebre arquitecto Hernán Ruiz II-, al fondo, ha quedado colocada esta monumental pintura cerámica callejera que servirá para rendir culto público diario al famoso Nazareno y testimoniar el agradecimiento y la devoción de muchas generaciones de los vecinos de Morón de la Frontera.

En el acto han estado presentes el alcalde de Morón, los oficiales de la hermandad, representaciones, la agrupación musical de la cofradía y numerosos hermanos y devotos que ha presenciado el descubrimiento del mural y su posterior bendición por el sacerdote moronense Eduardo Martín Clemens.

Este mural de azulejos ha sido donado por varios hermanos oficiales de la Cofradía del Nazareno. Mide 350 cm de altura y es obra del ceramista y escultor Luis Manuel López Hernández, de Cantillana (Sevilla), Licenciado en Bellas Artes. Está realizado siguiendo la técnica del azulejo plano esmaltado y pintado en óxidos de colores, y sometido a una cocción de 1100º. En el mural se plasma la imagen del Nazareno con la cruz al hombro y la túnica purpúrea, como se venera en su iglesia propia de la Cañada, a través de la imagen que labrara Castillo Lastrucci en 1940 para sustituir la antigua talla destruida en 1936.

Vemos al Nazareno en un paisaje que evoca el entorno de la ciudad de Morón, especialmente una vista en el horizonte de la emblemática Sierra de Esparteros. El celaje se inspira en el de la amanecida, con los rayos del sol bajo iluminando el horizonte y con las nebulosas rosadas y anaranjadas de las horas de la mañana del Viernes Santo, cuando se recrea el momento en que Jesús cargó la cruz camino del Calvario y cuando la cofradía de Morón realiza, desde su fundación, la estación de penitencia y procesión con la imagen del Nazareno.

 

 

Enmarca la escena un moldurón ovalado arquitectónico de jaspes rojizos y grises que evoca el retablo de mármoles de la capilla del Nazareno, diseñado en 1940 por el prestigioso arquitecto regionalista Aníbal González. En este marco se muestra una leyenda tomada del relato del Varón de Dolores escrito por el profeta Isaías, "El cargó sobre sí todas nuestras culpas", en letra latina.

Ocho putti, cuatro en la parte superior y cuatro en la inferior, sostienen y comparten distintos elementos que complementan el mensaje de la obra. Los de la parte superior muestran emblemas relacionados con la historia de la cofradía y la devoción al Nazareno de Morón; retiran y sostienen los cortinajes regios de un pabellón real, timbrado con corona imperial, que remata toda la escena en alusión a la realeza de cristo, a la concesión del título de Real a la cofradía por Isabel II en 1862 y a la vinculación de la Corona con la institución.

En el centro, bajo el pabellón y la corona real, aparece un resplandor con las letras JHS, anagrama de Jesús Nazareno y emblema de la cofradía. Uno de los ángeles sostiene el famoso rayo que, durante la función del señor el 8 de mayo de 1797, cayó sobre la iglesia de San Miguel mientras predicaba el beato Diego José de Cádiz, y que milagrosamente no produjo víctimas, lo que suscitó la emisión de un voto anual de agradecimiento por parte del Ayuntamiento de Morón. En el lado contrario, otro ángel sostiene el símbolo de los Servitas: siete lirios de oro que brotan de un mismo tallo, en alusión al carisma servita de la antigua Dolorosa de la hermandad, perteneciente a la Orden Tercera de los Siervos de María.

En la parte inferior, partiendo de un plinto jaspeado o peana con molduras y salientes en los extremos, y junto a las representaciones de la iglesia mayor y torre de San Miguel Arcángel y de la ermita de la Fuensanta, campean los otros cuatro ángeles; dos de ellos, en el centro, exhiben la Santa Faz, con el rostro enigmático y ensangrentado del Nazareno en su antigua efigie venerada en Morón de la Frontera -como hemos dicho, destruida durante la Guerra Civil-, mientras que otros dos ángeles, situados en los extremos justo delante de cada uno de los citados templos, portan faroles de forja escoltando al Nazareno, que son precisamente los puntos de luz previstos para alumbrar el retablo cerámico.

Esta pintura cerámica mural de Luis Manuel López Hernández, patrimonio ya artístico y devocional de la cofradía y de la ciudad, está llamado a ser un muy singular objeto de culto y alabanza pública al venerado Jesús Nazareno de la Fuensanta, gloria inmortal de Morón de la Frontera.

 

 

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