BASALDÚA, EL TRAJE DE NOVIA
28/06/2011
El Museo del Traje de Madrid celebra esta el XL aniversario de la firma de trajes de novia Chus Basaldúa con una exposición retrospectiva que recorre la historia de la célebre diseñadora madrileña, una de las que más han influido en la moda nupcial de los últimos cuarenta años.
Desde el año 1971, el taller de Basaldúa ha producido algunos de los vestidos más emblemáticos de la historia del traje de novia moderno. La exposición explica la trayectoria de Chus Basaldúa desde sus comienzos y recorre, a través de 24 de sus vestidos más representativos, bocetos, objetos personales, fotografías y tejidos, las cuatro décadas que lleva la marca creando moda nupcial.
Como colofón, se exhiben piezas de su última colección, donde la creadora ha experimentado con unos patrones de aparente sencillez y tejidos blandos que proponen unas novias espectaculares, etéreas y llenas de luz que impactan por su elegancia y por el recuerdo que dejan en la memoria.
La muestra se completa con la exhibición de la colección privada de la diseñadora, formada por complementos como mantillas, tejidos, diademas, tocados y peinas de los siglos XIX y XX, muchas de las cuales se exhiben por primera vez. En definitiva, un centenar de objetos explican la trayectoria de esta marca y muestran el exclusivo mundo secreto del atelier de Alta Costura de novias Chus Basaldúa.
Detrás de cada exposición temporal que organiza el Museo de Traje está el trabajo de numerosos profesionales de sus diferentes departamentos. En concreto, la participación del Departamento de Conservación es fundamental tanto en la preparación de las piezas para su exhibición, diseñando los soportes más adecuados para cada una de ellas, como durante el tiempo que dure la muestra, garantizando que se mantienen unas condiciones medioambientales y de iluminación compatibles con la correcta conservación de las obras.
En el caso de la exposición Basaldúa, el Traje de Novia, puede ser especialmente destacable el trabajo realizado por el equipo de Costura y Volumen del Departamento de Conservación del Museo del Traje. En la elaboración de los soportes de estos 24 trajes se ha recurrido, como es ya habitual en el museo, a los maniquíes invisibles hechos a la medida de cada una de las piezas. Este tipo de soporte garantiza mejor que ningún otro la conservación de los trajes, ya que se adapta a la perfección a los mismos, evitando las tensiones que pudieran derivar de su exhibición en un maniquí convencional. Por otro lado, es el soporte que mejor permite apreciar las cualidades volumétricas, técnicas y materiales de las piezas, eliminando todo elemento de distracción en la contemplación. El traje así expuesto cobra una entidad de obra de arte casi escultórica, que es como debe de ser contemplado.
El proceso de fabricación de los soportes guarda un significativo paralelismo con el proceso de confección de los trajes. Si el traje se diseñó como envoltorio ideal para un cuerpo concreto, el maniquí pretende seguir una trayectoria inversa para elaborar el interior ideal para cada traje concreto. Este laborioso trabajo comienza en el momento en el que al Departamento llega el listado de las piezas que participarán en el evento.
El primer paso del trabajo es el análisis de las características de cada una de las piezas, principalmente su fecha de elaboración y su estructura. También se tendrá en cuenta el estado de conservación y características más reseñables de cada uno. Estos son datos muy relevantes ya que nos va a orientar sobre la silueta y los volúmenes que debemos lograr reproducir con el soporte. De este análisis va a depender que consigamos una lectura veraz de cada pieza y del conjunto que debe mostrar la evolución creativa de la diseñadora desde los años 70 hasta la actualidad.
Con los datos inferidos de este primer análisis y con las medidas de, básicamente, pecho, cintura y cadera, se decide cuál de las matrices de entre las que cuenta el Museo se ajusta mejor a cada una de las piezas. Esta matriz es la estructura fundamental del futuro maniquí. En este momento se valoran además la necesidad de elaborar brazos, faldonajes u otros elementos que sean necesarios para reproducir la morfología del vestido.
Una vez anticipado el resultado que se quiere conseguir y los medios que se necesitan para alcanzarlo, comienza la elaboración. La matriz elegida se envuelve en plástico, para protegerla y así poder reutilizarla tantas veces como necesitemos, y se forra con tiras de papel secante adherido con cola de almidón. Se aplican múltiples capas de papel en vertical y horizontal hasta obtener la forma deseada, tras lo que se seca en un horno para que se endurezca.
Ya seco, se desmolda el maniquí mediante un corte lateral (que se unirá posteriormente), se forra con guata y se enfunda en una malla que evite enganches (ventulón). Es el momento de colocar brazos, faldonaje y otros elementos que pueda necesitar cada traje y que se han ido elaborando simultáneamente. Comienzan ahora las pruebas del vestido para conseguir un ajuste perfecto a base de rellenos. También se procede a recortar el maniquí para adaptarlo a la forma del traje, normalmente en el escote, hasta conseguir que sea invisible.
Los bordes del cartón son lijados y protegidos con una cinta y las diferentes capas, repuestas y cosidas. El trabajo de hacer desaparecer el soporte se completa con el forrado de las zonas perimétricas del maniquí con seda entonada al color del traje y la pintura de la parte interior en los mismos tonos. Completado el trabajo de elaboración del maniquí, se viste con la pieza, que ahora ya cuenta con un soporte perfectamente ajustado a ella, acomodado a sus formas y volúmenes, y que debe permitir que se aprecien en las mejores condiciones posibles sus características técnicas y estéticas, al tiempo que garantiza que, durante la exhibición, no sufrirá ningún deterioro.
Hasta el 5 de septiembre en el Museo del Traje de Madrid (Avenida de Juan de Herrera, nº 2)
Horario: martes a sábado, de 09:30 a 19:00 horas; domingos y festivos, de 10:00 a 15:00 horas.
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