Se trata de una talla completa de tamaño inferior del natural que representa a San Lorenzo Mártir. Ha sido realizada por el reconocido artista para una colección particular de Úbeda (Jaén).

Se reconoce al santo, originario de la Península Ibérica, por el instrumento de su martirio: la parrilla de hierro sobre la que fue quemado vivo en Roma, en el año 258; que, en este caso, la sujeta con su mano izquierda. Observamos también la indumentaria, que revela su pertenencia a la jerarquía eclesial -fue diácono del papa Sixto XI- y está compuesta por alba talar y dalmática de tonos rojizos. Por último, presenta los habituales rasgos juveniles e imberbes, enmarcados por cabellos negros, espesos y algo encrespados, entre los que no aparece la gran tonsura clerical tan típica de esta iconografía.

La imagen aparece de pie, con la mano derecha reposando sobre el pecho y el rostro triste y ligeramente alzado. A destacar el sublime trabajo de policromía, especialmente en los ropajes.