Pequeña estatuilla en terracota de San Miguel Arcángel para la Hermandad de la Vera-Cruz del municipio sevillano de Coria del Río. Mide 40 cm de altura y forma parte de un proyecto de nueva insignia diseñada por Antonio Bohórquez Salvador cuyo estreno estaba previsto para el próximo Jueves Santo.

Esta obra responde a la iconografía adoptada en el siglo XII que muestra al arcángel guerrero luchando contra el demonio, de pie sobre el monstruo derrotado a sus plantas. El autor insiste en la necesidad de dotar al conjunto de tensión dramática. Ello se manifiesta en el movimiento del santo, que sin perder su solemnidad, se dispone con su lanza en forma de cruz a herir al agitado demonio, mitad humano, mitad serpiente, con cuernos de macho cabrío y alas de murciélago, elementos tradicionales del anticristo.

Curiosamente, en los primeros siglos del cristianismo, San Miguel no fue venerado como patrón militar de los cristianos sino como médico celestial y sanador de las dolencias humanas. Sin embargo, al igual que la Inmaculada Concepción que aplasta la serpiente con sus pies, tales símbolos de la victoria del bien sobre el mal fueron utilizados a raíz de la Contrarreforma como ejemplos del triunfo del catolicismo sobre la herejía o el pecado, esto último tomado como toda aquella acción o doctrina que fuera contraria a sus preceptos.

En el caso de la referida corporación de penitencia de Coria del Río, el arcángel, reproducción en metal precioso de esta escultura modelada por Antonio Martínez en su estudio de Madrid, figura como remate de un estandarte que se integrará en el cortejo como insignia dedicada a la defensa de la vida humana y su dignidad.