NUEVAS OBRAS DE RAFAEL MARTÍN HERNÁNDEZ

04/04/2020


 

Galería de Fotos

 

Estas tres esculturas a tamaño natural, en madera de cedro policromada al óleo, representan tres pasajes muy evocadores y de gran trascendencia en la Pasión de Cristo, como son la Oración en el Huerto, el Prendimiento y la Flagelación. Les fueron encargadas en Febrero de 2019 al escultor gaditano, afincado en Sevilla, para la procesión que cada Lunes Santo organiza en Ciudad de Guatemala la Cofradía de Jesús Nazareno de las Tres Potencias y la Santísima Virgen de Dolores, con sede en la Parroquia de la Santa Cruz del Milagro.

Desde el momento del encargo ha sido intención de Martín Hernández elaborar esta triada de imágenes con códigos plásticos diferentes, así como con un discurso religioso y artístico complejo y panorámico.

Esta primera fase de investigación y estudio propició que el Cristo de la Oración en el Huerto se basara en modelos helenísticos y barrocos. Una talla que eleva la mirada el cielo con gesto de honda tristeza y desconsuelo, inspirada en el "phatos" de Escopas, escultor griego del siglo IV a.C. cuya fórmula influyó en el Laocoonte. El miedo y el estrés se apoderan de Jesús, quedando su rostro salpicado por gotas de sangre, producto de la hematidrosis, y el cabello ensortijado por el sudor. Su mirada dirige al fiel a lo trascendente mediante un lenguaje metafísico y espiritual. A través de sus vidriosos ojos se desprende una lágrima en alusión a la tercera vez que Cristo llora en los evangelios, tal y como es descrita la escena en Getsemaní (Heb 5, 7-9). Respecto a la gestualidad de sus manos, lleva la izquierda al corazón como signo de aceptación del trance por amor, mientras la derecha se extiende hacia abajo, mostrando la palma como gesto de entrega.

Por su parte, la imagen de Jesús del Prendimiento bebe de los modelos europeos de los siglos XIX y XX en una moderna revisión de los prototipos barrocos. En este caso, toda la anterior tensión expresiva se ha transformado en calmada resignación y mansedumbre no exenta de sutil aflicción. La mirada baja y desviada a su derecha, invita a la introspección como medio de comunión con Dios a través del pensamiento y la reflexión. Respecto a sus manos, se encuentran maniatadas con cierta crispación, como contrapunto a la expresión contenida del rostro, revelándose así el dolor físico y psicológico que preconiza el juicio del Sanedrín.

Por último, la imagen de Jesús de la Flagelación conjuga códigos de diferentes escuelas y periodos para recrear una imagen de gran fuerza y tensión, que se retuerce helicoidalmente para mostrarnos desde todos los ángulos y perspectivas el martirio. Su cuerpo, salpicado por varazos, hematomas producidos por golpes y sanguinolentas heridas del "flagrum", muestra sin reparos las huellas de la "maldad del hombre", que no llegan a desfigurar un rostro que nos mira con amoroso perdón. Con esta exaltación del dramatismo y un lenguaje emocional, se pretende conmover al fiel promoviendo la empatía, la compasión y el contacto con los sentimientos.

En resumen, tres imágenes que invitan a los fieles a la comunión a través de la espiritualidad, el intelecto y las emociones, y tres vías complementarias con el mismo objetivo: la experiencia divina gracias a la manifestación artística. Unas obras de Martín Hernández que fueron presentadas el pasado 4 de marzo en la Casa de la Provincia (Sevilla), en un acto retransmitido vía streaming para ser seguido en directo desde Guatemala.

 

Nota de La Hornacina: acceso a la galería fotográfica de las obras a través del icono que encabeza la noticia.

 

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