Los investigadores del arte rescataron entre los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX el nombre del escultor cordobés Juan de Mesa y Velasco (1583-1627), de quien el olvido se tragó hasta su nombre mientras sus obras se le atribuían a Martínez Montañés, su maestro.
Restituida su obra y estudiada su figura, Mesa había protagonizado estudios, artículos y ciclos de conferencias, pero faltaba una gran monografía en que se recogiese y comentase toda su obra y se estudiasen su vida y su época. La Editorial Tartessos cubre ahora este hueco con la edición de un libro que verá la luz en pocos días y que ha coordinado Enrique Pareja, ex director del Museo de Bellas Artes de Sevilla. En él se comienza realizando un amplio estudio a cargo de varios autores.
Antonio de la Banda se ocupa de la Sevilla que vivió Juan de Mesa, el jesuita Fernando García Gutiérrez de la religiosidad popular y las devociones en la ciudad del siglo XVII y Carlos López-Fe y Figueroa de la emoción religiosa en las imágenes del escultor cordobés. El propio Enrique Pareja se encarga de la biografía de Juan de Mesa, condicionada por lo poco que se conoce de él, "porque para la historia siempre estuvo a la sombra de su maestro hasta que se descubrió que fue tan grande como Montañés".
Enrique Pareja destaca entre la bibliografía el libro Juan de Mesa, Escultor de Imaginería, que publicó José Hernández Díaz en los años 1972 y 1983, agotado desde hace décadas. Como introito, ha rescatado un texto de este autor para la segunda edición. El grueso de la obra se dedica a catalogar y comentar su producción escultórica, dividida en cuatro grandes bloques. Álvaro Dávila-Armero y José Carlos Pérez Morales realizan este inventario.
En primer lugar están sus obras documentadas, aquellas que está probado que realizó, tanto de su producción laetífica como de las imágenes pasionistas -las más elogiadas- desde Jesús del Gran Poder y el Cristo de la Buena Muerte al Nazareno de La Rambla (Córdoba) y la Virgen de las Angustias de la capital cordobesa. Se da cuenta de más de una docena de obras documentadas que no se han podido identificar. En el siguiente capítulo se centra en las obras atribuidas. De estas imágenes destacan tres dolorosas sevillanas: la del Valle, la de la Victoria y la del Socorro.
Respecto a las aportaciones del catálogo, realizadas por Álvaro Dávila-Armero del Arenal y José Carlos Pérez Morales, son las siguientes:
- Identificación del SAN NICOLÁS DE TOLENTINO, una imagen conservada en el Museo Arquidiocesano de Mérida (Venezuela), gracias a un contrato de una figura homónima enviada a Indias en el año 1619, con el descubrimiento de una serie de documentos que relacionan el encargante de la obra con las tierras venezolanas en un espacio de tiempo muy reducido.
- Nueva atribución de un SAN ANTONIO DE PADUA CON EL NIÑO, actualmente ubicado en la Ermita de Nuestra Señora de Setefilla en Lora del Río (Sevilla), en base a un documento contractual conservado del año 1619 y realizado para un mercader de apellido Quintanilla, linaje íntimamente ligado a la localidad y a la ermita en cuestión.
- Nueva atribución de un SAN FRANCISCO DE ASÍS, ubicado en la parroquial de Santa María de la Asunción en Guadalcanal (Sevilla), destruido en los disturbios del año 1936, que podría estar relacionado con dos contratos conservados en los cuales realiza figuras de similar iconografía, o tratarse de una nueva obra, atribuida por afinidad formal.
- Incorporación al catálogo de una atribución por similitudes estilísticas de un NIÑO JESÚS BENDICIENDO conservado en una colección particular sevillana, acercándose muy de cerca a las representaciones que de esta iconografía realizó Juan de Mesa.
- Actualización de los datos del SAN JUAN EVANGELISTA y primera publicación de las fotografías que acreditan la barbarie que sufrieron las imágenes sagradas en Sevilla.
- Actualización de los datos de la imagen de la INMACULADA CONCEPCIÓN de Moguer-Bonares, contando en este caso con la aportación de La Hornacina.
- Ilustración fotográfica de obras como la CABEZA DE SAN RAMÓN NONNATO de la Hermandad del Museo de Sevilla, un MANIQUÍ DE SAN JUAN BAUTISTA de la colección madrileña Hernández Díaz o el CRUCIFICADO de tamaño mediano que se conserva en la sacristía de la iglesia sevillana de Santa María la Blanca.
El libro, de más de 400 páginas, está editado en gran formato, de 24 por 31 centímetros, encuadernado en piel y con fotografías en color impresas en papel de 160 gramos. Ya está a la venta en grandes superficies, como los centros comerciales de El Corte Inglés, y ocupó un lugar de privilegio en MUNARCO 2007. |