MISCELÁNEA SACRA. NUEVAS OBRAS

12/02/2024


 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fotos: Pablo Espinosa y José María Cámara Salmerón

 

Villa Vázquez

El joven pintor ciezano Antonio José Villa Vázquez presentó hace unas semanas su cartel para la Semana Santa de Crevillente 2024. Bajo el título Lux Mundi, el autor vertebra la obra en torno a dos pilares principales, Crevillente y el paso de la Santa Cena de José Gerique.

Como eje vertebrador del cuadro, una luz casi cegadora que irradia de la Sagrada Eucaristía, alimento de nuestra existencia como creyentes y símbolo de la presencia real de Cristo en nuestras vidas.

La pintura, realizada en óleo sobre tabla, representa fielmente a las tres imágenes centrales del paso que Gerique tallara hace casi un siglo. Se presenta así a todo el género humano adorando el Pan de Vida, cuya luz divina ahuyenta las tinieblas del pecado. El autor, a la hora de concebir el conjunto, toma como punto de partida la clásica idea de las tres edades del hombre, tomando referencias como el paso de la Oración en el Huerto que Francisco Salzillo tallara en 1754 para la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno. En dicho paso procesional, al igual que en la obra que nos ocupa, San Juan representa a la juventud, asombrada sin poder comprender lo que está sucediendo; Cristo, en edad adulta, contempla el misterio con adoración y, por último, San Pedro, ya en el ocaso de sus días, asiste al milagro eucarístico con la serenidad propia de la vejez.

La obra pictórica no solo nos presenta como protagonistas a los apóstoles y a Cristo, sino que el autor, como es de costumbre en su obra, dispone a lo largo y ancho del cuadro, y de manera intencionada, numerosos elementos simbólicos relacionados con el lugar al que va dedicada la obra. De esta manera, podemos observar cómo, ante la imagen de Cristo, el Santo Cáliz de Valencia aguarda para convertirse en recipiente de la Sangre Redentora. En un cuenco, las uvas, y, sobre el mantel, el pan, los frutos de la tierra que, por el amor de Cristo, se convierten en su Cuerpo y su Sangre. Junto a las uvas, una naranja, símbolo por excelencia de la huerta valenciana. Completan la composición de la mesa tres vasos de barro, dos para los apóstoles y un último vaso para el espectador, haciéndoles partícipes a todo aquel que lo contempla del Banquete Eucarístico. Al igual que en otros carteles, el autor también ha querido, sutilmente, referenciar su tierra, Cieza, a través, en este caso, de dos flores de melocotonero que aparecen junto al cuenco. Por último, el mantel es una mirada al pasado y a la corta, pero incipiente, trayectoria de Villa Vázquez, pues nos traslada, con el uso de las transparencias, tan definitorias de su obra, a su colección Quítate el Velo, expuesta en el Museo de Siyasa durante el otoño de 2022.

Todo lo señalado anteriormente, se rodea de un ambiente que dota a la obra de mayor impacto visual en el espectador. En este caso, la mesa de la cena sirve de contexto y apoyo a la escena de la Transubstanciación del Pan; el fondo, de luz tenebrosa, le da el halo de misticismo que Villa Vázquez tanto busca en su cartelería cofrade. Entre esta bruma, aparece la Sierra de Crevillente, puesto que el pueblo de Crevillente es, de manera evidente, coprotagonista del cuadro. Así, llegamos al último elemento sobre el que se asienta la escena, una alfombra típica de esta tierra, "l'estora és el símbol de Crevillent."

En conclusión, misticismo, luz, eucaristía y Crevillente. Cuatro palabras que describen el cuadro, así como la Semana Santa a la que está llamado a anunciar.

Por Antonio Jesús Hernández Alba y José María Cámara Salmerón

 

 
 
 
 
 
 

 

Blasco Rivero

El escultor Blasco Rivero, afincado en Gines (Sevilla), ha realizado para la ciudad de Chitré (Panamá) una Virgen dolorosa a tamaño natural con la advocación de Nuestra Señora de la Esperanza. Fue presentada y bendecida en la Catedral de San Juan Bautista, donde permaneció al culto durante cuatro días.

Dicha imagen mariana, idealizada bajo los cánones estéticos actuales, está realizada en madera de cedro real, con ojos de cristal, pestañas de pelo natural en los párpados superiores, brazos en madera de sapelli -con articulaciones en hombros, codos y muñecas-, perno de la corona extraíble y candelero en caoba tapizado.

 

 
 

 

Juan Francisco Martínez Zamora

El pintor de Villa del Río (Córdoba), afincado en Málaga, presenta dos carteles que llevan por título Al amparo de tu verde sombra y Que tu Cruz sea tu luz, realizados para la Cofradía de los Estudiantes de Antequera y el Consejo Local de Hermandades y Cofradías de Barbate, respectivamente.

Ambas pinturas miden 118 x 89 cm. En ellas el autor ha empleado la técnica mixta sobre lienzo. En el cartel antequerano, añade un collage llevado a cabo con hojas reales de una antigua enciclopedia, que se convierte en las rocas del Torcal o la silueta mágica de la peña de los Enamorados.

Sobre un fondo de alborada y niebla aparece en primer plano el Cristo Verde, titular de la corporación antequerana del Lunes Santo. El crucificado de Jerónimo Quijano inunda de verde, color de la esperanza, las almas cristianas. Su cruz se eleva sobre un Calvario que alude a la sabiduría y el aprendizaje hará libres a los seres humanos. De rica simbología, el cartel de los Estudiantes homenajea a Ucrania y Palestina.

La obra para Barbate nos lleva directamente al azul profundo de la mar o al rojo intenso y el chapoteo de los atunes en las almadrabas. Su protagonista es la venerada imagen de Jesús Nazareno (El Ardero), tallada en 1927 por el escultor e imaginero valenciano Vicente Tena Fuster (1861-1946).

 

 
 

 

Aryuna Mira

Con este diminuto lienzo de 12 x 15 cm el joven artista de Medellín (Colombia), afincado en Madrid, vuelve a la tipología pictórica de los "verdaderos retratos" de las imágenes sagradas, realizados como instrumento para conocer y, sobre todo, propagar la devoción hacia las mismas.

En este caso, se recrea una imagen de Nuestra Señora de la Soledad, que se muestra como es costumbre en las pinturas de este género. La Virgen aparece orando de rodillas y con las manos entrelazadas en su nicho rococó, flanqueado por cortinaje y con dos angelitos pasionarios en el ático.

 

 
 
 
 
 
 

 

Pepe Díaz Jarana

La última imagen del escultor e imaginero de Lebrija (Sevilla) es una dolorosa de vestir con la advocación de María Santísima de la O, de culto privada para Málaga, tomando como inspiración los grandes escultores malagueños del Barroco, como Pedro de Mena o Antonio del Castillo, aunque no deja de ser notoria su impronta. A raíz de su presentación, ha sido ataviada por el vestidor sevillano Luis Pinelo García.

Imagen de pequeño formato, de gran dramatismo pero a la vez gesto sereno, con gran fuerza en su tornada mirada y los labios entreabiertos. Presenta, además, el mentón cuadrangular, la nariz recta y el cuello de tambor. Al ser labrada para llevar peluca, Díaz Jarana ha cuidado mucho la anatomía de sus orejas. Todas estas características, junto a sus manos abiertas sobre el pecho con forma de pala, la dotan de gran expresividad.

Modelada en barro cocido y policromada al óleo según las técnicas tradicionales, posee ojos de cristal -usando la técnica de la cascarilla, pintados a mano de manera artesanal-, pestañas superiores confeccionadas con pelo de ardilla y cinco lágrimas de cristal fundido. Los brazos, realizados en madera de sapelli, son articulados en hombros, codos y muñecas, y el candelero es de madera de pino, forrado para facilitar su vestimenta.

 

 
 

 

José Ayllón

El templo cordobés de San Juan y Todos los Santos (La Trinidad) acogió el acto de presentación y bendición del nuevo paño de la Santa Mujer Verónica para la Hermandad de la Santa Faz de Córdoba. En la parte central de la pieza se reproduce el rostro del titular cristífero tallado por el escultor e imaginero sevillano Antonio Dubé de Luque (1987-1988), maestro de Antonio Salto Román, autor de la imagen de la Verónica (1988).

El paño ha sido realizado por el artista plástico cordobés José Ayllón mediante la técnica de la pintura a la aguja -que data del 850 d.C., usada para rellenar o seguir la silueta de los bordados hasta completar todo el tejido base de la pieza-, con más de 124.000 puntadas a modo de pinceladas, más de 55 colores y usando la pintura sobre planos; todo ello con el fin de conseguir el efecto óptico del busto del Señor en primer plano y tras la fachada de la citada parroquia.

 

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