DE MARÍA VIRGINE

06/12/2024


 

 

La sala de exposiciones temporales del Museo Salzillo acoge la exposición De María Virgine: imágenes de la Madre de Dios, que reúne unas 70 imágenes marianas entre esculturas, pinturas y grabados procedente de colecciones particulares. El himno eucarístico "Ave Verum Corpus" (siglo XIV), atribuido a Inocencio VI, al hablar del cuerpo de Cristo añade que nació "de Maria Virgine". Con estas palabras el Museo Salzillo quiere dar continuación a la exposición Puer Natus, que en la Navidad de 2023 reunía diversas imágenes del Niño Jesús de distintas colecciones particulares de Murcia.

Son ahora imágenes de la Virgen, también de colecciones particulares, las que propone el Museo Salzillo para ilustrar la vida de la gran protagonista del misterio de la Navidad. Y si las imágenes del Niño Jesús se han hecho presentes a lo largo de la historia con diversas disciplinas artísticas en múltiples hogares cristianos, no es menor el número de imágenes de María que presiden recibidores, salones, alcobas u oratorios de las mismas casas. Muchas de las imágenes de esta muestra son patrimonio de un legado familiar que se ha transmitido de padres a hijos durante varias generaciones, otras son fruto del gusto coleccionista de sus propietarios, pero todas ellas suponen un auténtico tesoro en los hogares donde se custodian. Sus propietarios se han desprendido temporalmente de ellas de modo generoso para que puedan ser contempladas por muchos interesados.

Diversas disciplinas, calidades, autores y escuelas, algunas veces difíciles de perfilar con exactitud, nos muestran la riqueza de estas pequeñas imágenes de la Virgen, muchas veces copias de grandes imágenes y siempre representando las principales advocaciones marianas. Esta exposición no pretende ser una muestra exclusiva de piezas maestras de excelente calidad, ni siquiera ofrecer una catalogación exhaustiva. Es más bien el deseo de dar a conocer un patrimonio que normalmente permanece oculto y que nos habla del amor a la Madre de Dios y de cómo muchos hogares cristianos han puesto su imagen en lugares preeminentes. Si acaso, De Maria Virgine sólo pretende abrir la puerta a una realidad de la antropología cristiana, de la historia de la devoción y de la piedad doméstica, que tiene en este tipo de representaciones una constante a lo largo de la historia.

La exposición consta de tres secciones. La primera, "Tota Pulchra", se dedica a las representaciones de Inmaculada Concepción. Al comienzo del siglo XVII se vivió en Murcia el inicio de un intenso fervor inmaculista, auspiciado por el obispo Antonio de Trejo y seguido por el estamento clerical y municipal, y que tiene en la capilla del trascoro catedralicio el principal exponente de esta devoción. La causa de la Inmaculada Concepción era también la de la monarquía hispánica, y múltiples instituciones y corporaciones se sumaban a jurar su defensa, incorporando en sus dependencias las imágenes de este misterio mariano, muchas de ellas lienzos de los principales pintores locales. Pero será el siglo XVIII el que vio florecer sobreabundantemente las representaciones de la Inmaculada Concepción en la tierra murciana. Algunas de las obras expuestas, como la pequeña Inmaculada de Francisco Salzillo que ilustra la portada del catálogo, muestran hasta qué punto tuvo éxito el modelo experimentado por el genial escultor y que alcanzó su mayor exponente en la gran escultura que presidía el altar de la capilla de la Purísima Concepción del convento franciscano de Murcia.

 

 

La segunda sección se titula "Ancilla Domini", expresión que significa esclava o sierva del Señor, perfecta síntesis de lo que fue la vida de la María. Esta segunda sección pretende mostrar distintas imágenes de su vida terrena, desde su infancia en el hogar de San Joaquín y Santa Ana, hasta su Asunción en cuerpo y alma a los cielos. Dos episodios del transcurso de la vida terrenal de María han centrado la atención de artistas: su maternidad y su dolor. Las imágenes de la Virgen con el Niño en brazos adentran al espectador en el misterio del Dios que comparte con los hombres su condición humana, queriendo estar en los brazos de una madre y conocer su calor maternal. Algunas obras de la exposición, como la imagen de la Escuela sevillana en la que el Niño se apoya sobre las piernas de la Madre, son ejemplo de esta representaciones de escenas cotidianas elevadas a sagradas. Por otra parte, si hay otra escena de la vida de la Virgen capaz de conectar con la realidad y existencia cotidiana de los fieles, es la de su dolor al pie de la cruz. Son muchas las imágenes de este misterio que se exponen, siendo especialmente significativa la presencia de dolorosas que, bien de la mano de Salzillo o de su escuela, representan en delicadísimos barros versiones de imágenes de los templos murcianos.

La tercera sección, "Regina Caeli", son las imágenes de María, Reina del Cielo, en sus patronazgos; la Virgen del Rosario y la del Carmen entre las más populares. Muchas de las imágenes expuestas nos muestran la devoción carmelita, íntimamente ligada al amor por los ancestros. El poder de María para aliviar las penas del purgatorio y hacer que los devotos del santo escapulario se vieran libres de las mismas por la promesa sabatina, hizo que se recurriera a esta advocación con gran frecuencia en los hogares cristianos. Una bella imagen de Escuela murciana, que mantiene su indumentaria original, muestra hasta qué punto este tipo de imágenes, en las que solo cabeza y manos eran esculpidos, se realizaban con una perfección y minuciosidad capaces de expresar toda la belleza y grandeza de las de tamaño natural.

Finamente, la exposición se completa con grabados. La estampa tuvo el poder de difundir la imagen con una capacidad inalcanzable para cualquier otra disciplina artística. Desde los grabados de calendarios que ilustraban los distintos santos o misterios de la fe que cada día del año se celebraban, como algunos de los que se muestran en la exposición, hasta la reproducción de las grandes advocaciones propias de una ciudad, servían para hacer presente de una manera sencilla y económica, las efigies de la Madre de Dios en las casas de los devotos.

Concluye De María Virgine: imágenes de la Madre de Dios con la fotografía de la Dolorosa de Jesús, que tan popular fue en la Murcia del siglo XX. La aparición de esta nueva iconografía supuso un punto de inflexión en cuanto la reproducción de imágenes se refiere, y si a la vez hizo que decayera el encargo de imágenes en otras disciplinas, conllevó igualmente a una difusión y presencia impensable hasta el momento. Del mismo modo servía para consagrar en cada hogar una de las imágenes más veneradas de Murcia, haciendo que cada murciano grabara en su corazón y memoria uno de los rostros más bellos de María jamás esculpidos.

 

 

Fotos: Joaquín Zamora

 

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